Osman Rojas | LA PRENSA de Lara.- La escena era de improvisación total. Dos médicos y una enfermera estaban en uno de los cubículos de la Maternidad del Antonio María Pineda atendiendo un parto. En el compartimiento de al lado, la historia se repetía y en los espacios siguientes destinados para traer bebés al mundo, las parturientas pujaban sin la compañía de los profesionales.
Apenas un médico o una enfermera terminaba labores en un cubículo, se cambiaba los guantes e iba en auxilio de otra madre que estaba a centímetros. Y así, entre carrera y carrera, se desarrollaba la mañana de ayer en la sala de partos del Hospital Central de Barquisimeto. «Parecía que estábamos en un concurso para ver a cuántas parturientas podríamos atender», explicaba una fuente interna de la Maternidad cuando detallaba el caos que se vivía desde la madrugada en el primer centro de salud pública de Lara.& ;