C. Linárez/pasante | LA PRENSA.- La inseguridad y el descuido en el que se encuentran los parques públicos son temas que preocupan a los guaros.
En un recorrido realizado se pudo constatar el mal estado en el que se encuentran los parques y también se conocieron diversas historias de cosas que ocurren dentro de los mismos, entre los que destacan el Parque José María Ochoa Pile, conocido como el Parque del Este; el Parque Ayacucho y el Parque Recreacional Francisco Tamayo, mejor conocido como el del oeste. Terrenos muy boscosos, con mucha basura, fuentes dañadas y hasta lugares con muy mal olor, es el escenario que se encuentra al visitar los parques de la ciudad.
Muchos aseguran que el entorno de los mismos se presta para que los choros hagan de las suyas. Nelson Escobar, una de las personas consultadas, dijo que por ser lugares grandes, con muchos árboles y muy solitarios, los parques se convierten en las zonas más fáciles para los ladrones.
Escobar afirmó que ir a los parques pueden convertirse en un mal rato y más que todo en horas de la tarde ya que se está expuesto a ser atracado sin piedad. Personas en grupos con conducta sospechosa es lo que se acostumbra ver en los parques según los visitantes.
En el Ayacucho, las personas dicen que quienes cometen fechorías son indigentes que viven allí. Roban a todos los que pasan con bolsas de comida y a los que se atreven a sacar los teléfonos. Hasta han amenazado a los comerciantes de los alrededores con vengarse si los delatan, destacando que hasta han robado al vigilante del lugar.
En el parque del oeste la situación es diferente. Quien trabaja cuidándolo desde hace seis años asegura que la falta de mantenimiento ha generado más delincuencia. Afirmó que por ser muy grande y con muchos árboles esto permite que los malandros se puedan esconder y le llegan de sorpresa a los visitantes, quienes han salido hasta desnudos del lugar porque les roban la ropa.