Daimar Díaz | LA PRENSA DE LARA.-& ;Cargan donde sea. Buseteros están creando paradas alternas para trasladar pasajeros a destinos fuera de Iribarren luego del cierre temporal del terminal de pasajeros por la pandemia del covid-19.
Lugares como la avenida 20 con 41, Venezuela con 22, Venezuela con 48, plaza La Mora, Cementerio Nuevo, Vargas con 18 y Vargas con 22 se han convertido en terminales improvisados de busetas que van hacia Quíbor, El Tocuyo, Cabudare, Río Claro, El Manzano y el norte de Iribarren.
Son largas las colas de pasajeros que necesitan trasladarse fuera de la ciudad, quienes se olvidan del respeto al distanciamiento social para evitar el contagio del coronavirus. «Quíbor, Tocuyo, Quíbor, Tocuyo… saliendo y con puestos», gritan los colectores en la parada improvisada de la Venezuela con 48. Niños, hombres y mujeres suben sin precaución sanitaria y en flagrante violación a las normas establecidas por la Autoridad Municipal de Transporte Terrestre que eliminó las rutas a otros municipios desde que se decretó la cuarentena.
Algunas de las busetas que prestan este servicio en paradas improvisadas son de líneas privadas, pero en la Venezuela con 22 son unidades que pertenecen a la alcaldía. En otras paradas se ven incluso a los yutong cargando pasajeros a zonas del norte, Río Claro y El Manzano.
Larenses afirman que esta es una solución ante la inoperatividad del terminal de pasajeros y la necesidad de trasladarse sea para trabajar o hacer diligencias personales. Elizabeth Pérez, una ama de casa que hacía la cola en el centro para subir a una unidad que la llevara a Cabudare, contó que viaja todos los días a Iribarren por motivos laborales, y que gracias a estas paradas improvisadas con rutas, que además generan anarquía y caos en la ciudad, es que ha logrado cumplir con sus patronos.
Algunos choferes se cuidan para evitar sanciones por parte de la AMTT. En la Vargas con 18, las busetas se van estacionando una un poco alejada de la otra, mientras los pasajeros se forman en cola una cuadra más abajo, en la Vargas con 17. Un chequeador contabiliza los usuarios y al tener el número suficiente para llenar la unidad llama al chofer por teléfono y este se deja venir para cargar a los pasajeros.
Rosenny Pérez, otra usuaria, señaló que ante la posibilidad de quedarse fuera de su casa incluso en horas de la noche, la obliga a usar estas unidades en paradas no autorizadas.
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