Johana Alvarado | LA PRENSA.- Esperar transporte público y de paso bajo el sol, lluvia o de pie es el pan de cada día de los usuarios de ruta en Barquisimeto porque las estructuras diseñadas para aguardar pasajeros no tienen mantenimiento, son concebidas de mal forma y se convierten en un rancho.
“Uno llega a la parada y ni siquiera puede sentarse, nunca hay puestos y cuando hay es porque el sol le pega a uno de frente y esto es de lo peor”, opinó Ernesto Orellana mientras esperaba en la avenida Vargas de pie y bajo la pepa de sol un autobús que lo llevara al norte de Barquisimeto.
Los usuarios del transporte público y del Sistema de Transporte Masivo Barquisimeto (Transbarca) que a diario están en diferentes paradas del centro, este y oeste de Barquisimeto aseguran que las 400 estructuras, aproximadamente, “no sirven para nada”, porque siempre se quedan “chiquitas” ante la cantidad de personas que esperan un ruta de camino a su trabajo o de regreso a su casa.
A juicio del Vicepresidente del Colegio de Ingenieros de Lara, especialista en transporte público y gestión urbana, Julio César Gutiérrez son cinco los factores que influyen en el deterioro y mal funcionamiento de los módulos (paradas) en la capital crepuscular.
Gutiérrez señala que el diseño con el que conceptualizan cada espacio y luego es ejecutado no es el más adecuado, porque cuando se hacen no piensan en el bienestar del usuario sino que es más por salir del compromiso. El otro argumento radica en el material con el que se realizan no es el más resistente. Detalló que los mantenimientos brillan por su ausencia porque nunca se ve que les hacen un cariñito.
Y es que, por citar algunos casos que La Prensa logró precisar luego de un recorrido, la medida aproximada de cada parada es de tres metros de largo y que en horas picos terminan convirtiéndose en un lugar donde los pasajeros están como sardina en lata y hasta peligroso resulta porque en muchas paradas no tienen ni un rayo de luz en las noches y están a merced de cualquier choro que los pueda robar.
“Las paradas no brindan ningún tipo de resguardo al usuario. La manera en las que están diseñadas no garantizan confort y seguridad para ellos. En el tema de igualdad, ni siquiera tienen las rampas para que las personas con movilidad reducida tengan acceso”, sentenció Gutiérrez.
Otro de los motivos señalados por el ingeniero es la incorporación del sistema de Transporte Masivo Transbarca, que desde que se implantó la municipalidad desvió sus esfuerzos en otras metas y descuidaron los mobiliarios urbanos.
“Cuando empezó Transbarca las paradas eran muy bonitas, pero ahora es un desastre. No les hacen mantenimiento y los choros se llevan el aluminio de los bancos y uno busca la sombra; entonces cuando viene el bus, todos se quieren montar, se forma un desorden y hay gente que hasta han atropellado. Todas las paradas del oeste no sirven para nada” sentenció Alejandra Morillo quien es usuaria diaria del sistema.
Y el quinto punto considerado por el especialista es la “situación atípica” que enfrenta Venezuela, en la que el sector transporte se ha visto golpeado por la crisis económica y la disminución de unidades de transporte y rutas es evidente porque ya no pasan con la misma frecuencia por cada parada.
Por último, Gutiérrez atizó contra las autoridades municipales que son las que velan porque estas estructuras cumplan las exigencias mínimas para que los pasajeros no estén pasando roncha ni en peligro. Recomendó que todo sistema de transporte debe tener unos atributos para los ciudadanos para así elevar la calidad del servicio público.