Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- La vida le cambió a Oscar Yánez desde el 13 de marzo, cuando el gobierno decretó una cuarentena que le impidió seguir laborando de manera continua. A su cargo tiene una buseta con la que antes cubría la ruta del oeste hasta el centro de Barquisimeto diariamente. Ahora su rutina consiste en pernoctar hasta por tres noches seguidas en una bomba para surtir gasoil. «Si trabajo dos veces a la semana es suerte. Lo que hago es rasguñar por aquí y por allá y con los pocos viajes que realizo mi familia puede medio comer», confesó. Él es parte del 10% de los transportistas que se mantienen laborando, el resto del gremio desapareció en pandemia.
«En marzo había mil unidades activas en Lara que cubrían las rutas de los municipios Iribarren y Palavecino, hoy están operativas menos de 100. El resto tiene diez meses sin trabajar, porque la escasez severa de gasolina no comenzó con la pandemia, inició en enero y desde ese momento los transportistas hemos quedado marginados», informó Ilic Gómez, presidente del Sindicato de Trabajadores del Transporte Público en Lara.
Precisó que Lara aunque tiene una flota de seis mil autobuses suburbanos registrados en la Fundación Fondo Nacional de Transporte Urbano (Fontur) y distribuidas en 13 gremios del transporte público, el 82% ya se mantenía paralizada antes que la COVID 19 llegara a Venezuela. Las líneas se convirtieron en cementerios de vehículos sin cauchos, baterías o repuestos, desde que los trabajadores del volante comenzaron a sufrir las consecuencias de la hiperinflación y los controles del gobierno, cobrando un pasaje en bolívares, pero pagando los autopartes y el mantenimiento de las unidades en dólares.
«El sector pasó a la informalidad total, hay trabajadores desesperados que están vendiendo sus autobuses por parte para sobrevivir. La gran mayoría se mantiene vendiendo raciones de tortas en sus casas, cambures en la calle o hasta tapabocas deambulando por el centro. ¡Destruyeron al sector!», exclamó.
Sostiene que los pocos yutong rojos de Transbarca que circulan, no cubren la demanda total de pasajeros, tampoco lo hacen los ruteros que conforman los cinco ejes especiales de transporte urbano que creó la Gobernación. «Dejaron sin movilidad al 75% de la población, porque los ejes que diseñaron no llegan hasta las zonas populares con más habitantes», advirtió Gómez.
Esas unidades activas cubren las rutas del Kilometro 15 vía Quíbor hasta la calle 43, de Pavia hasta la calle 38, desde la Carucieña hasta la avenida Vargas, del Norte a la avenida Venezuela con carrera 22 y de la plaza La Mora en Barquisimeto hasta la entrada de Cabudare. «Dejaron desasistidas a las zonas populares del este como Chirgua, El Cercado, El Ujano, Tierra Negra. A las del oeste como Barrio Unión, o a las comunidades del Sur de Iribarren como Río Claro. Además transportistas que trabaje sin autorización son multados por la Autoridad Metropolitana de Transporte y Tránsito Terrestre (AMTT)», denunció.
«Gobierno nos dio la espalda»
Geovanny Peroza, secretario general del Sindicato Automotor en Lara, informó que desde abril nueve de los 13 gremios del transporte público en la entidad, han exigido una reunión con el Órgano Superior del Transporte, que anteriormente atendían sus reclamos cada quince días, ahora esos canales de diálogo con el gobierno se han cerrado. Afirmó que la promesa que hizo Nicolás Maduro de darle prioridad a los transportistas para abastecerse de gasolina gratis cuando inició el esquema de distribución en junio, no ha sido cumplida.
«Ahora la gobernadora se reúne de espalda al transporte público, dejó de tomarnos en cuenta. Lamentablemente las autoridades andan pendiente de los trabajadores del sector para catalogarnos de guarimberos porque reclamos nuestro derecho al trabajo. No somos políticos ni estamos en contra de nadie, necesitamos laborar porque ya 30 mil familias que dependían directamente del transporte público, en la actualidad están en completa miseria», resaltó Peroza