Joelis Sosa | LA PRENSA.- La podredumbre inaguantable tiene preocupados y enfermos a los vecinos de la calle 11 con carrera 3 de Barrio Unión, quienes aseguran que tienen ocho meses aguantando el mal olor que sale de la Panadería La 11 que fue cerrada por sanidad en febrero por falta de salubridad.
“Ese olor nos tiene muy mal, mi mamá es una señora mayor y está en cama. Nosotros hacemos de todo para que no se nos vea afectada por esta contaminación”, asegura Omaira Piña, quien explica que las ratas, cucarachas y chiripas han invadido su casa y por ello teme a que su familia se vea perjudicada.
Piña explica que a diario limpia su casa y coloca ambientadores para “medio solventar el olor” que les ha generado dolores de cabeza y de nariz a ella y a los suyos.
Esta misma situación la viven los demás residentes de la calle 11, quienes aseguran que al mediodía el olor se hace más fuerte.
Por debajo de la santamaría de la panadería sale un líquido aceitoso que es el que transmite este mal olor, por ello la preocupación de los vecinos; pues asumen que en el local quedó mercancía como mortadelas y jamón que se dañaron por no estar refrigeradas.
Residentes de la comunidad aseguran que solicitaron el pasado 21 de septiembre una supervisión por parte de la Contraloría Sanitaria del local, pero la respuesta que le dieron fue que debían contactar al dueño del local para poder acceder; cosa que no han logrado.
Entre los vecinos del sector se encuentra Rubén Mendoza, un señor que vendía empanadas en la esquina de la panadería, quien se tuvo que mudar de allí porque estaba perdiendo su clientela. “Ese tufo es inaguantable, y yo vendo comida, eso me perjudica”, asegura.
Al mismo tiempo los miembros del consejo comunal Lanceros Unión Cuatro agregan que de no ser solucionado el problema buscarán otras medidas a tomar porque eso los afecta a todos.