Osman Rojas | LA PRENSA.- En un envase de refresco sin etiqueta lo lleva y con una manta de color azul lo resguarda del sol. Julia Rojas, una mañana se cansó de buscar Pedialyte en las farmacias y atendiendo el consejo de su madre empezó a preparar suero casero para mantener hidratada a su hija, una pequeña de 4 años que sufre de anemia y presenta constantes cuadros de diarrea.
“A falta de pan buenas son tortas”, dice Rojas con humor antes de añadir que “al principio, a Camila (su hija) no le gustaba mucho el suero. Un doctor me dijo que le pusiera limón para que agarrara un poco de sabor y ahora lo tolera más”, relata la señora.
Para los médicos, la salud en Venezuela se ha retrocedido unos 40 años y eso se ve reflejado en este tipo de prácticas. Idabelis Arias, subdirectora del Hospital Pediátrico, cuenta que la realización de suero casero estuvo muy de moda en la década de los 80; sin embargo, la aparición de sales hidratantes en los centros de salud llevó a que sólo en los campos y lugares alejados de la civilización se realizaran este tipo de mezclas.
“Eso era cosa del pasado, pero en medio de la crisis la gente tiene que ver cómo resuelve. En el pediátrico no recibimos suero oral desde el año 2015 y situación parecida viven otros centros de salud infantil”, destaca la especialista.
La doctora asegura que el génesis del problema radica en la escasez de medicamentos que hay en las farmacias. El Pedialyte, por ejemplo, no aparece en las droguerías desde hace un año, mientras que la Heterogermina desapareció de los anaqueles a mediados de 2016. La última vez que el suero oral se vio en las farmacias del estado tenía un precio de 550 bolívares aproximadamente, mientras que hacer el suero casero sale en unos 4 mil bolívares si se compra el azúcar bachaqueado.