Víctor A. Rodríguez | LA PRENSA DE LARA.- Las tardes de parrillada o viajes a sitios como la playa quedaron atrás. Hoy en día la realidad es otra, y es que la agravada crisis económica de Venezuela debido a la hiperinflación sumado a la crisis sanitaria por covid-19, obligó a celebrar el Día del Padre a medias con una sopa o sancocho a leña para que no pasara desapercibido.
En zonas populares como Barrio Unión, un grupo de amigos se pusieron de acuerdo para hacer una «vaca» para comprar las verduras y lo que les alcanzara de carne, además de unas colaboraciones de la misma comunidad e hicieron una sopa en la esquina de la carrera 4 con calle 5, donde estuvieron compartiendo durante la mañana.
«Motivados dentro de lo que cabe para que el día no pase desapercibido, aquí estamos haciendo una sopita y acompañado con una botella de cocuy, humildemente», expresó el señor Arcadio Rodríguez mientras esperaba que estuviera lista la sopa.
En un recorrido por LA PRENSA, se pudo observar que las calles estuvieron desoladas durante el Día del Padre y algunas personas se limitaban a realizar algún tipo de reuniones para evitar la propagación del covid-19.
Algunas personas recordaban con nostalgia los años anteriores las grandes celebraciones en familia durante los días del padre, de la madre o del niño, cosa que no pueden darse el lujo de hacer en estos tiempos, sino que todos se tienen que adaptar al corto presupuesto.
En El Carmen realizaron una caimanera de softbol con todos los padres de la comunidad durante un intercambio deportivo para pasar un día distinto, la fanaticada eran los mismos familiares que festejaron cada batazo o jugada.
Otras personas optaron por ir a visitar a padres y demás familiares en el cementerio. Acomodaron la tumba de sus seres queridos y se limitaron mucho a llevar flores, debido al alto costo de los arreglos y coronas.
«Iba a comprar flores, pero están algo costosas. Aproveché de visitar la tumba de mi padre y abuelo como siempre lo hago y de vez en cuando puedo comprar algunas flores. Hay veces que los hermanos nos ponemos de acuerdo para comprar arreglos para mi viejo», manifestó Ramiro Colmenárez que estaba en el Cementerio Nuevo, ubicado en la avenida Florencio Jiménez, ubicada al oeste de Barquisimeto.