Osman Rojas D. | LA PRENSA DE LARA.- Los pacientes tienen miedo a quedarse sin unidades de diálisis. La intervención que el gobierno regional hizo el viernes de la semana pasada en la unidad de diálisis La Pastora puede marcar un antes y un después en la aplicación de tratamientos renales, pues los enfermos temen que el cierre de áreas siga.
Aunque en reiteradas ocasiones los pacientes que hacían vida en La Pastora pidieron ayuda a las autoridades, los afectados señalan que intervenir la institución y reubicar a los pacientes no era la solución. Apuntan los enfermos que el Gobierno pudo presionar a la empresa que administra esta unidad para asegurar que la planta de ósmosis de la institución fuese arreglada, al igual que las máquinas.
«Lo que nos preocupa es el antecedente de expropiación que hay en el país. Si el Gobierno va a agarrar estas unidades y las va a recuperar, pues bienvenido sea esta propuesta, pero si las van a cerrar y van a reubicar a pacientes es necesario pensar en otra estrategia. Lara no cuenta con tantos espacios para atender a pacientes», apunta Liliana Torres, hija de uno de los pacientes que se atiende en la unidad de diálisis Barquisimeto.
Lo que preocupa a los enfermos es que, las carencias que argumentaron las autoridades para tomar las instalaciones de La Pastora, son las mismas que tienen las otras seis unidades de diálisis en el estado. «Basados en esa lógica hay que cerrar todas las instituciones», dice.
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