LA PRENSA.-La crisis en Venezuela no tiene límites y ahora ha abarcado a las iglesias católicas, cuyos sacerdotes hacen de tripas corazones para cubrir los gastos de agua, luz y aseo, que en muchos templos la factura llega abultada porque cobran tarifa comercial.
Los colaboradores que principalmente se encargan de ir a pagar los servicios de los templos aseguran que el dinero que reciben por parte de los fieles en calidad de ofrenda no es suficiente para cancelar el monto mensual de cada factura.
Enrique Guédez, quien trabaja en la Iglesia La Concepción, indicó que la asistencia a las misas es nutrida, pero las colectas son bastante bajas, mientras que los recibos llegan con altos precios. Detalló que por ejemplo una factura de Hidrolara gira entre 16 mil y 20 mil bolívares aún cuando el servicio es pésimo, pues solo reciben agua una vez a la semanal o que impide hacer el mantenimiento que debe tener el santuario.
En la iglesia Nuestra Señora de Coromoto la situación es similar, pero los costos de las tarifas son más elevados. Solamente por el servicio de luz deben pagar hasta 25 mil bolívares. La sacristana del templo, Digna de Yanes, afirmó que lo que reciben por parte de los feligreses no les da para pagar los servicios.
“El padre en ocasiones debe pedirle a los feligreses una ayuda extra para poder costear los gastos que genera la iglesia porque la colecta diaria a veces no da ni para eso” aseguró.
La parroquia Urbana de La Santa Cruz en la avenida Libertador, a la altura de urbanización José Gil Fortul, es otro de los santuarios que presenta gran dificultad para cubrir gastos de servicios públicos. En aseo deben cancelar 8 mil bolívares mensual, pero estiman que si sube la tarifa se las verán bien apretadas para poder cancelar.
Por los recibos del agua la secretaría de despacho de la iglesia Magaly Ramírez, dijo que han tenido que ir hasta la sede de Hidrolara para presentar quejas por el precio del agua. Admite que no es tan costosa como la electricidad, pero el pésimo servicio que presta la Hidrológica no concuerda con el pago mensual “En Hidrolara nos dijeron que nosotros pagamos la tarifa mínima comercial, por eso pagamos tanto por ese servicio que nos llega a medias” dijo.
Los sacerdotes con ayuda de los vecinos de las comunidades y los colaboradores han tenido que organizar eventos y vendimias, para poder recaudar dinero que son administrados para cubrir los servicios públicos u otros gastos de improvisto, como cuando se quema un bombillo, se daña algún grifo, o el templo requiere de mantenimiento de áreas verdes o de infraestructura.