Ana León | La Prensa.- La comida está llegando de manera regular a las escuelas. Cada 15 días los comedores reciben una dotación full de proteicos, carbohidratos y frutas que son usados para la alimentación de sus alumnos, pero no todo es color de rosa.
La delincuencia desatada ha generado que algunos comedores se queden por más de dos semanas sin comida, teniendo que pedir a los padres y representantes que manden a sus chamos ya comidos y con una merienda para resistir la jornada diaria. Otra clase de robos también los afecta, las cucharas, platos, sillas y bombonas han sido sustraídas de los comedores de las escuelas.
A finales del 2016 y principios del 2017 los robos en comedores y cocinas se hicieron más frecuentes y constantes en algunas instituciones educativas.
En la escuela primaria bolivariana Barrio San Vicente, ubicado en la Ribereña con calle 48, ni las vigas les respetaron cuando en diciembre del año pasado unos delincuentes se llevaron dos bombonas grandes que estaban resguardadas con cadenas y candados, una bombona pequeña que tenían en caso de emergencia, los cuchillos de las cocineras, 3 bultos de arroz, 10 harinas de trigo, una patilla y las cucharas del comedor. Eso dejó a 285 niños sin ningún tipo de alimento, cuando ya estaban acostumbrados a papear full, repetir y llevarse comida para sus casa.
Por más que resguarden la comida en depósitos o que las tengan bajo llave, la delincuencia se encarga de llevarse todo lo que consigue a su paso.
“A ellos nada los detiene. Cada vez que viene el hampa algo se tienen que llevar. Un día abrieron un boquete nada más para llevarse una patilla que estaba mal parada”, comentaba con molestia Ana Chirinos, encargada del comedor de la escuela.
El robo de diciembre aún no ha sido repuesto las madres cocineras y los alumnos han tenido que llevar utensilios de cocina de sus casas para poder trabajar o comer.
Otras escuelas, han sido ayudadas por los padres y representantes para poder reponer lo robado. En las comunidades estudiantiles los padres han ayudado hasta a reparar los huecos que hacen los malandros para entrar en las escuelas.
En la Unidad Educativa Bolivariana Agua Viva, ubicada en Agua Viva, 1230 alumnos se vieron afectados luego de que unos delincuentes se llevaron cuatro bombonas de gas, una de ellas estaba llena. Según informó Yanet Aldazoro, vocera del comedor, a través de la comunidad lograron gestionar que les donaran dos bombonas de gas que tienen que estar metiendo y sacando a cada rato para poder resguardarlas, pues las otras hasta con candado se las llevaron.