Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Sus dedos se funden en las teclas del piano y la conexión es tan directa que el virtuoso José Agustín Sánchez, se entrega en un lenguaje corporal que ofrenda la terapia desde las melodías y la energía para activar el aura. Un mantra que llama a la calma desde la desinfección musical en tiempos de pandemia. Lara ya había recibido a este director en Carora y actualmente con su vacuna musical en las clínicas Razetti, Valentina Canabal y San Javier, además del hospital Juan Daza Pereira.
Toda una antesala para el gran recibimiento este miércoles 3 de marzo. El compositor tachirense ejecutará su piano de cola sobre un camión, con una plataforma de 13 metros, acompañado de alrededor de 50 músicos de diversas orquestas de la ciudad. A las 8:00 a. m. empezará este recorrido por las principales calles de Barquisimeto, con su repertorio que conecta con el universo y sus infinitas energías, esas que toma al nutrirse de la naturaleza.
Irrumpirá en la rutina de los transeúntes, tal como lo vivió en Mérida, Trujillo, Zulia y demás escenarios, donde invita a voltear y desprenderse de las preocupaciones, desde aquellas que empiezan por las limitaciones de la coyuntura país y se agravan al experimentar los estragos del COVID-19. El asombro termina reflejado en sonrisas y hasta suspiros que claman por la vida misma. Un llamado atrapado por la premura del día a día, la desesperación por conseguir medicamentos y las súplicas colmadas de fe por la sanación de un familiar convaleciente por COVID-19.
Sánchez transmite todo lo que profesa, al transformar una entrevista en una amena conversación y permitir descubrir su hazaña de combinar su fascinación de eterno viajero con las partituras. Vivió de cerca la angustia por la recuperación de un familiar cercano. Se decidió a compartir las melodías como bálsamo, de un repertorio desde los «Sonidos del sur» y las piezas están inspiradas en su estudio del universo desde cada «Meme cósmico». Los enumera y conecta hacia lo interno, lo sublime del pentagrama y cómo se induce a meditar, reflexionar y tomar conciencia. Un proceso relativo, pero gestado en el entorno Covid 19 que asegura un adelanto de sanación.
La Prensa lo abordó en el centro cardiovascular Ascardio, uno de sus lugares predilectos para seguir abriendo puertas y contagiar con la magia de la música. Su mirada brilló en especial, mientras el tapaboca ocultaba su sonrisa al recordar su aporte desde agosto de 2020 con su proyecto de desinfección musical. «Es como un aporte de nuevas perspectivas, de cómo lidiar con esta nueva era y reinventarse desde el papel protagónico de la música», recalca este tachirense que desde los 5 años de edad se dedica a la música.
Una carrera de compositor, siendo residente de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, donde trabajó con el director Rodolfo Sanglimbeni. Desde 2.017, su nombre retumbó en el mundo por escenarios de África, Asia y deteniéndose en magistrales presentaciones por Suramérica. Bolivia, Ecuador, Perú y otros les llenaron de esa energía mística, para vaciar la paz que irradia desde la serenidad del ambiente natural en notas musicales. Un cóctel con la serenidad del yoga o reiki para despertar los sentidos desde sus melodías.
Cada nota nace como bálsamo, aun siendo inspirada en historias o leyendas, tal como sus clásicos «La leyenda de El Silbón» y «La leyenda del diablo de Carora». Así lleva a la sanación y apacigua el peso de las penas, con vibraciones desde lo espiritual. Cantos del ser, en ese largo camino por calmar la preocupación, buscar hacia los orígenes y descubrir las propiedades y vibraciones.
«¡La salud integral llegó a las ciudades!», lo decreta con seguridad y confiado del poder de la mente para canalizar las emociones. Lo sabe y tiene a su favor, las propiedades terapéuticas de un repertorio que aleja las malas vibras, más aún al salir de los espacios convencionales. Cambia los teatros por hospitales o clínicas, se convierte itinerante en las dimensiones de transformar un trailer de camión en una tarima. No se queda estático, sino que recorre principales arterias viales y populosas comunidades.
Puede ir acompañado de un cantante, saxofonista, trompetista o cualquier músico que se une a la vacuna musical. Lo innovador y el impacto positivo, es bien recibido por artistas, quienes desean unirse a este proyecto en las diversas ciudades que visita. Una inspiración desde lo urbano que ha quedado registrado hasta en medios internacionales, con Sánchez luciendo de ropa holgada y con un amplio sombrero protegiendo su cabeza del inclemente sol. Una presentación a cielo abierto y sin limitación de espectadores.
Ir desde raíz
Sánchez tiene una conexión especial con Lara, su madre es caroreña y ha aprendido de grandes maestros locales, encabezando la lista por Sanglimbeni. Disfrutó aún más este preámbulo, por permitirle llegar a otros escenarios no convencionales para la música. El decanato de Ciencias de la Salud de la UCLA servirá de sala de ensayos para la desinfección musical de la ciudad que culminará a las 5:00 p.m. en Santa Rosa, con las palabras de clausura del obispo& ;Víctor& ;Hugo Basabe.
Demuestra lo posible de esa fórmula que une a la ciencia y el arte, hasta dar con la vibración espiritual. Su cóctel incorpora la relajación desde el yoga y reiki. «Es salir del confinamiento y explorar el confort fuera de lo convencional. Es la dinámica más directa para canalizar la energía», exclama.
«Siempre abrimos. Volvamos a empezar. Cada camino es interminable de historias y versos«, cita del comienzo de su ciclo de Meme Cósmico. Es una especie de terapia, que no se trata de un concierto, es orar a través de cada acorde y reaccionar desde cada nota.
No se encasilla en un rígido programa y es abierto a incluir algunas sugerencias de orquestas o miembros de agrupaciones. Lara lo recibió con agrado en recintos de valía como Teatro Juares y el conservatorio de música Vicente Emilio Sojo.
Cuando ejecuta en algún centro asistencial, sus dedos dejan de tener contacto directo con el teclado. Usa guantes y sin el traje de corbata, porque se protege con una braga blanca de bioseguridad. La expresión de su rostro se pierde entre el tapaboca y careta, guardando su inmensa complacencia de cambiarle el ambiente al personal sanitario, familiares de pacientes pueden acercarse y aquellos recluidos pueden escuchar ese tributo sinfónico cargado de ánimos y fe.
Las sonrisas no pueden ser disimuladas y las lágrimas se confunden entre la emoción del canto a la salud. «Lo más grandioso, es cuando las personas te dan la bendición», señala entre suspiros, de esa respuesta espontánea y de salida a una esquema que puede condenar a la desesperación.
Percibe los efectos y Sánchez se siente un cómplice del universo, un pianista de carta abierta a las emociones y las expresa como solista o entre orquestas. La mayor retribución es calmar y abrirse a un pentagrama sin rigidez, pero con las fuerzas y energías para limpiar hasta el aura más desesperada.
Deja la intriga de su próxima obra sinfónica que será estrenada, sin quitarle el peso de la cultura y tradiciones que le han valido para componer «Leyenda de La Sayona» y «Leyenda del diablo de Carora». Historias que hablan del pueblo, así como sus «Sonidos del Sur» que rescata lo propio de países vecinos. Sigue a sus anchas por seguir esparciendo las notas ancestrales incas del Machu Picchu, así como la serenidad inspirada por el archipiélago venezolano de Los Roques.
Sánchez concentra todo el misticismo de los paradisíacos lugares del mundo, los traduce en composiciones oxigenantes para el personal sanitario, pacientes infectados por Covid 19 y familiares. Una vacuna musical que alivia el alma.