Joelis Sosa | La Prensa.- La inseguridad los tiene a monte. Vecinos de la comunidad Ruiz Pineda II afirman que llevan más de seis meses siendo víctimas de constantes robos en su sector. Los amigos de lo ajeno se han llevado bombonas, alimentos, baterías, mangueras de agua, repuestos de carros y hasta ropa de las casas que conforman la popular barriada.
Al menos cuatro robos por semana se registran en la calle U. “Los hechos son tan seguidos que a muchos ya ni les sorprende”, lamentó uno de los denunciantes, quien con mucha tristeza dice que la situación se volvió costumbre.
“Los choros no perdonan nada, nadie les echa un parao”, refutó otro de los vecinos del sector.
Los residentes de Ruiz Pineda II tienen que encerrarse temprano para evitar algún atraco en las calles, otros vecinos optaron por colocarle a las puertas de algunas casas cadenas y candados. “No encontramos qué hacer, no aguantamos tanta injusticia. los malandros nos tienen a monte”, dijo una de las vecinas que ha sido víctima de la inseguridad cuatro veces en lo que va de año.
La falta de alumbrado que hay en la calle U se presta para los constantes atracos. Afectados coinciden en que la oscuridad se las pone papayita a los choros que se meten en las casas y se llevan lo que se encuentren sin importarles nada.
Vecinos están alertas ante cualquier hecho sospechoso en la zona. Hasta un grupo en la aplicación WhatsApp crearon para comunicarse.
En la comunidad, a pesar de que están alertas no pelan a nadie, las personas explican que se han visto muy perjudicadas porque al menos 200 familias de las 287 pertenecientes al sector las han robado.
Promesa sin cumplir
Residentes esperan el inicio de un proyecto de alumbrado en su comunidad que fue aprobado por la Alcaldía de Iribarren en el año 2014, que consta de la sustitución de 30 luminarias del sector que se encuentran quemadas, pero llevan dos años esperando el cumplimiento de la promesa.
Para febrero de 2015 creyeron ver la luz cuando el proyecto pasó a manos del Instituto Municipal de Vivienda (IMVI), pero los vecinos afirman que se quedaron con los “crespos hechos y mirando lejos”, porque ni una llamada han recibido luego de una reunión que tuvieron en marzo.