Joelis Sosa | LA PRENSA.- Haciéndole competencia al arroz picao y al maíz pilao, así se encuentra el mango en Barquisimeto, pues como aseguran consultados que es tanta su venta que hasta inventaron un nuevo dicho; “se vende como mango en las avenidas”. En las principales calles de la ciudad es notorio el gran comercio de esta fruta que a pesar de su bajo costo le genera buenas ganancias a sus vendedores.
“A diario traigo dos sacos. Llego a eso de las ocho de la mañana y ya a las once me estoy yendo”, aseguró Daniel Mujica, quien vende la tan buscada fruta en la avenida Vargas. El hombre señala que diariamente hace entre 25 y 30 mil bolívares que son una gran ayuda para el sustento de su hogar.
Mujica explica que la gente lo busca por su precio y porque “es el resuelve de todos”, explicó el hombre que dice que a su puesto le llega todo tipo de personas, desde el más grande hasta el más chico para llevarse unos manguitos y solventar una de las comidas en sus casas.
En la avenida Vargas se ven más de diez vendedores que ofrecen tres mangos por 300 bolívares y la docena en 800; es por ello que los comerciantes aseguran que ninguno tiene pérdida. “Todos venden, la gente lo busca mucho y los precios son muy bajos”, exclamó José Mora, comerciante de la zona.
Consumidores detallan que por la escasez de alimentos que hay en el país esta fruta en su temporada se convierte en “el rey de las frutas”, debido a que hasta la agarran para sustituir o complementar una de las tres comidas diarias.
El señor Braulio Sivira dice que lo agarra como merienda, pues cerca de su lugar de trabajo (Campo de softbol Aquiles Machado), hay muchas matas y luego de desayunar busca un manguito para comer o en las tardes también lo agarra para merendar.
“Es una fruta muy rica, sana y proporciona muchas vitaminas y beneficios”, mencionó Sivira, que señala que el mango disminuye riesgos para padecer cáncer.
La gente lo usa en jugos, jaleas, puré y hasta en ensaladas. Consultados señalan que en momentos como por los que está atravesando el país deben ingeniársela para mantenerse en buen estado y no caer en grados de desnutrición.