jueves, 10 octubre 2024
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Madres Promotoras de Paz buscan transformar la sociedad

Madres Promotoras de Paz (MPP) proveen herramientas a todas las mujeres para el buen trato entre ellas y sus hijos.

Redacción | LA PRENSA DE LARA. -& ;Una suave caricia al alma es contar con ellas, un recuerdo permanente cuando no están, recias para corregir y abnegadas a la hora de amar. Todas las madres poseen un don único que aporta grandes beneficios a la sociedad, que a la luz de la ternura hacen que el camino de todo hombre sea más fácil.

Partiendo de esta premisa, las Madres Promotoras de Paz (MPP), más allá de ser una escuela o un curso de capacitación intrafamiliar tienen la misión de dar herramientas a las madres de hoy en día, de tal forma que formen lazos indestructibles de valores y sentimientos no solamente con sus hijos, sino con todos los que les rodean.

Si bien es cierto, el amor de una madre es el motor que le permite al ser humano hacer lo imposible, su valor de promover una cultura de paz se ha convertido en prioridad para este programa, cuya misión será la transformación del mundo actual y la erradicación de la violencia. El programa inició en respuesta a la pregunta: ¿y ahora qué hago yo?, luego que Luisa Pernalete, su fundadora, presenciara múltiples actos de violencia dentro y fuera de las familias e instituciones educativas de Ciudad Guayana en el año 2010. Creó un plan de acción que sigue impulsando la sana relación de los hijos con sus madres y el deseo de llevar el mensaje a más personas.

Pernalete detalla que «Fe y Alegría decidió que había que trabajar de manera sistemática para prevenir, reducir y erradicar diversos tipos de violencia, ello suponía atender a estudiantes, maestros y familias. Propusimos entonces comenzar por las madres, pues a ellas todo el mundo les echa la culpa y nadie o casi nadie, les tiende la mano. Surgen pues los primeros ensayos del programa Madres Promotoras de Paz (MPP) en varias comunidades de Ciudad Guayana. Luego se convertiría en el actual programa nacional».

Con la filosofía de manos extendidas y no dedos que señalen, las madres promotoras de paz han logrado llegar durante 14 años a 21 estados del país, formando a centenares de mujeres que tienen el deseo de transformar su vida y la de sus hijos, desde lo que ellas son: madres.

Cambios de verdad

Para Aimara Torres, el programa ha sido de mucho provecho para ella, hasta el punto que hoy día ella es facilitadora de las MPP, pues el cambio que Jhohanny Ereú, también participante de este programa, ha experimentado en su vida ha querido masificarlo en todas aquellas madres que no tienen bases sólidas para establecer buenos nexos con sus hijos.

Ante la pregunta de cómo describe ella el programa, es inevitable que se entrecorte la voz y los ojos se agüen, porque antes de que Torres viviera la experiencia del programa la relación con sus hijos era pésima, pues el reproche constante sobre su falta de afecto hacia ellos la martirizaban, haciendo que las discusiones se volvieran parte de la rutina del hogar.

«Ha sido un programa para mí de provecho el cual me ha enseñado a tratar mejor a mis hijos, partiendo de la paciencia y el amor, reforzando el compañerismo que debo tener en casa y tolerando todos los caracteres, el mío y el de mis hijos», afirmó Torres.

Jhohanny Ereú ha afirmado que no sólo se trabaja la manera de tratar a los hijos, sino también que se busca consolidar la paz interior desde la sanación de recuerdos de la vida de la madre, pues según su criterio, muchos de los problemas que hay en la sociedad son consecuencia de hechos que marcaron a la persona en su vida pasada.

Proponen las 5 «C»

Aunque en la actualidad el programa está en fase de reactivación, ya que los efectos de la pandemia conllevó a paralizarlo, las madres promotoras de paz han creado la estrategia de las cinco «C» para promoverlas en el hogar; siendo las siguientes: 1) Cálmese, nunca se puede resolver problemas cuando se está enojado, 2) Conversen, 3) Confianza en el otro, 4) Compromiso en resolver el problema, 5) Caminen juntos, hagan las paces para que vean que sí es posible estar unidos en familia.

Luisa Pernalete insiste en que solamente el cariño de una madre a sus hijos, en todas las etapas de su crecimiento, seguirá siendo la clave para lograr que el país surja y eche adelante, porque muchos de los problemas actuales se originan por la carencia de amor que hay en el hogar. A pesar de que las MPP son impulsadas por las escuelas Fe y Alegría, no se descarta la inserción del programa en otras instituciones educativas del sector público y privado, y la iglesia. Actualmente, en el estado se cuenta con 20 madres en formación y tres docentes, que una vez puedan continuar con el desarrollo del programa seguirán su misión de transformar a la sociedad.

Integralidad del taller

A pesar de que se maneja una filosofía de formación para madres, el programa ha integrado a todas las mujeres que deseen formarse para transformar el entorno en el que se desenvuelven. Aquellas que no cumplen con el rol de madre reciben el nombre de madrinas, convirtiéndose en el apoyo de las madres que asisten a estos talleres.

«A pesar de que fue una iniciativa de formación para madres, el impacto que este proyecto ha tenido en la sociedad ha motivado a las mujeres a querer ser una Madre Promotora de Paz, por ello ya no es limitante si una mujer tiene hijos o no, pues a ellas les hemos dado el nombre de madrinas, madrinas de todos los hijos de aquellas que integran esta gran famila y es que para nosotros, madre hay más de una y aquí las tenemos», explicó Luisa Pernalete.

Tres niveles

El programa ha sido diseñado en tres niveles, pero con la condición que sea para grupos pequeños, debido a que mientras menos mujeres participen mayor es la atención que les pueden dar.

& ;En el primer nivel se trabaja el área personal, se hacen ejercicios como recordar aspectos de la vida y proceder con la sanación de momentos dolorosos a través del habla y la escuccha atenta, el segundo nivel aborda el ámbito familiar, se reflexiona sobre la relación con los hijos, pues ya se ha establecido confianza con sus madres y en la última etapa, se trata el nivel ciudadano, se motiva a la madre a formar alianzas con otros vecinos para mejorar su entorno, finalizando con la evaluación de lo que fue la madre y lo que será luego de terminado el taller.

 

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