Larenses sacan provecho de las colas por gasolina

Daimar Díaz | LA PRENSA DE LARA.-& ;La larga espera para surtir sus carros de combustible ha llevado a larenses a tomar medidas extremas para poder solventar sus problemas económicos. Muchos están desde hace 15 días en una cola para llenar sus tanques y no producen «ni medio» y es por ellos que se han visto obligados a trabajar desde la misma fila en la calle para no sucumbir en esta crisis económica durante la pandemia.

Ya no sólo se van preparados con sábanas y almohadas, sino que antes de salir a las estaciones de servicio empacan sus implementos de trabajo para así no dejar desamparados a sus familiares. Ese es el caso de Raiber Herrera, quien decidió encender su máquina de afeitar usando una extensión enchufada a una vivienda del este de Barquisimeto y ofrecer sus servicios como barberos a los compañeros de cola.

«Llevo 15 días en cola, mucho de ellos sin poder trabajar y sin agarrar nada de dinero para el sustento de mi hogar, y al ver que siguen sumando días sin llenar el tanque preferí mudar mi trabajo para la cola y el dinero que hago afeitando, mi esposa lo agarra para comprar comida», relató Herrera mientras afilaba las cuchillas para empezar a trabajar cerca de la estación de servicio San Luis, ubicada en la avenida Bracamonte. El hombre oferta un corte de cabello cobra 1 dólar o su equivalente en bolívares.

Quienes saben de mecánica también han aprovechado su estadía en las colas y realizan diagnóstico y reparaciones mínimas a los vehículos. Los hombres cobran desde dinero electrónico hasta pago con comida.

«Muchos de los carros que están en la cola presentaban fallas o se han ido dañando en el tiempo que llevan parados, y para no pasar el día sin hacer nada me pongo a revisar los carros y chequear cómo está la bomba o la pila de la gasolina y si puedo la reparo y los amigos que están en la cola me colaboran con el desayuno o el almuerzo», añadió Gonzalo Suárez, quien es mecánico desde hace varios años.& ;

Pasan roncha

Comer a deshoras, dormir en camas improvisadas en los carros o en chinchorros, y tener que lavar la ropa con agua de lluvia en plena vía son algunas de las calamidades que pasan los larenses mientras hacen la cola en las estaciones de servicio, donde hasta a los pequeños de la casa les ha tocado hacer la cola con papá o mamá por no tener con quién dejarlos.

«El niño no duerme si no es conmigo, me tocó traérmelo y acá lleva los 15 días pernoctando en el carro, trato de distraerlo con el teléfono y mantenerlo tapado para que no se queme con el sol», expresó Zaidumar Hernández

La espera ha sido tan larga que a la mayoría se les han acabado las reserva de comida y les ha tocado conformarse con lo poco que puedan comprarle a los vendedores ambulantes.

«Comemos cambures o tostones que es lo que pasan vendiendo por acá en la cola, porque no tenemos manera de mandar a buscar comida en nuestras casas o ir a buscarla», dijo José Rodríguez.

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