Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- Las investigaciones que han hecho el Centro de Investigaciones Populares, el Observatorio de la Diáspora Venezolana y expertos en migración, advierten que en 2022 volverán a registrarse altos picos de venezolanos desplazados hacia Sudamérica, el Caribe y Estados Unidos, tal como ocurrió después de las protestas políticas de 2017. Ni los escenarios positivos que arrojan firmas financieras proyectando una desaceleración de la caída del Producto Interno Bruto (PIB) y la posibilidad de salir de la hiperinflación en marzo del próximo año, convencen a los venezolanos de quedarse porque huyen de la miseria y la crisis humanitaria compleja que no parece tener solución a corto plazo, siendo los estados más poblados del país los más afectados por la migración.
Según el sociólogo, Tomás Páez, coordinador del Observatorio de la Diáspora Venezolana desde 2013, los estados con mayor migración son: Miranda y el Distrito Capital, Carabobo, Aragua, Lara, Táchira y Zulia. En estas zonas las familias que van quedando son más dependientes de las remesas para sostenerse económicamente.
También Falcón, donde los criollos salen en embarcaciones hacia Aruba y Curazao. Los de Sucre arriesgan sus vidas en peñeros para llegar a Trinidad y Tobago, y los del sur y oriente se desplazan a Brasil, incluyendo a las etnias indígenas. «Una parte importante de los indios warao y yekuana, más toda la gente que se ha ido de Ciudad Guayana lo han hecho por la explotación y la violencia en el Arco Minero, por la explotación del oro. En esa zona ha habido cierres masivos de las industrias del Estado, y las pocas que operan lo hacen al 3% de capacidad instalada», destacó.
Páez señala que estas estimaciones las han hecho de acuerdo a estudios de migración desarrollados en 90 países y 400 ciudades donde han llegado los venezolanos, siendo Colombia el país que acoge al 25% del flujo migratorio nacional. Afirma que en la actualidad hay siete millones de venezolanos desplazados, lo que representa el 20% de la población, pero esos datos no son oficiales, no los aporta el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
«Es terrible que el INE no informe, ese es el mayor acto de xenofobia porque significa desconocer la realidad, la cantidad de venezolanos que se están yendo, los invisibilizan, los destruyen, los niegan, como ocurrió en la intervención de Nicolás Maduro ante las Naciones Unidas en 2018, manifestando que era un invento del imperialismo la migración venezolana frente a colombianos, ecuatorianos, chilenos que también estaban en esa cumbre», expresó.
Asegura que las personas que están migrando lo hacen de acuerdo a sus posibilidades, atravesando el país caminando quienes están en pobreza extrema o en autobús hasta Colombia para poder seguir por América del Sur. Apunta que las condiciones son cada vez más inhóspitas de movilización y se dan porque en la nación continúan los problemas con la escasez de combustible y existen menos vuelos que los que tiene Haití, el país más pobre del continente.
«Un profesor universitario, con el máximo escalafón, lo que gana en la UCV, UCLA, LUZ o cualquier universidad pública son 10 dólares al mes. Pobreza extrema se define a partir de ganar 1.90 centavos de dólar por día, eso equivale a 45 dólares al mes. Es decir, que un profesor universitario o un pensionado que después de haber trabajado 35 o 40 años de su vida devenga dos dólares al mes en un país que está dolarizado. Eso impulsa a la gente a salir a pie o en peñeros a través de Cumarebo, que es la zona de Falcón de Venezuela por donde salen médicos, profesores universitarios, porque no hay posibilidad, no hay recursos para poder comprar un pasaje ni siquiera de autobús. Entones esa gente que sale por la frontera hace cosas terribles, como atravesar la selva más inhóspita del mundo, el tapón Darién, en la frontera colombo panameña, atraviesa Centro América para llegar a México. Otros trabajan, reúnen algunos recursos para llegar a Colombia, Ecuador y Perú, o hacen un viaje a México, a Cancún o al norte para luego movilizarse por la frontera Sur de Estados Unidos pasando el río Bravo», explicó.
Alexander Campos, experto en migración y director del Centro de Investigaciones Populares, precisó que de acuerdo a cifras de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), hay mil venezolanos diariamente saliendo por las fronteras del país.
«La cifra que da Acnur es que habrá 8.9 millones migrantes venezolanos en el año 2022, en donde al menos 1.5 millones serán migrantes pendulares (personas que se desplazan a otro país para laboral, estudiar, abastecerse, pero retornan a su nación de origen)», comunicó.
Buscaron el norte
Desde que el gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, comenzó a ofrecer el Estatus de Protección Temporal (TPS) a los venezolanos, se incrementó el flujo de connacionales a ese país.
«Los índices apuntan que hacia EE. UU. los niveles de movilización migratoria que está recibiendo ese país se asemeja a la de 20 años atrás, cifras brutales de cómo se han incrementado las muertes por tránsito son muy dolorosas. La ruta hacia el norte de los venezolanos se está abriendo, a pesar del fuerte tapón que hay en México y en Panamá, está el tapón del Darién. Cifras conservadoras hablan de 50 mil venezolanos que cruzaron el río Bravo este año. Sí se miran las cifras de 2018 y 2019, ni siquiera llegaban a 1000 venezolanos», comunicó Alexander Campos, experto en Migración.
Urge educación
Para la doctora en Derecho Constitucional, María Montoya, consultora en Migración, el principal problema de la migración venezolana es la falta de políticas internas de los países receptores, donde no existe educación migratoria.
«Las personas que se van a EE. UU. por la frontera Sur no están empobrecidas, los ayudan familiares que llegan a pagar a un coyote entre tres mil y 13 mil dólares por persona. Entonces qué te hace tomar la decisión de poner tu vida en riesgo, cuando ese familiar te puede proveer por la media 8 mil dólares al año en Venezuela para que puedas vivir bien. También hay una situación, el tema de la familia, las emociones de los migrantes son tan complejas y poco exploradas que parten de esa base para tomar decisiones catastróficas, como es migrar de esta forma», exclamó.
Considera que la migración no se va a detener porque en los próximos años las personas establecidas en otros países buscarán llevarse a sus familiares en Venezuela. Indicó que se deben incentivar campañas de educación, para que los criollos sepan los riesgos que atraviesan al irse por vías irregulares.
«Esos familiares en EE. UU. hablan de vente porque te dejan en un sitio, pero esos son tres meses, eso pasa rápido, y después te aprueban el asilo. No es tal cosa, resulta que hay un procedimiento previo, una vez que pasen toda la travesía de llegar a suelo estadounidense, tiene que presentar una entrevista que se llama miedo creíble. Ellos no están recluidos en un centro de acogida, es un centro de detención, ¿por qué?, porque para Estados Unidos la migración pasando por pasos no autorizados resulta un delito de carácter penal, punitivo», advirtió.