Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Aquellas charlas y programas permanentes desde los ambulatorios son recordados por Luzmila Leal, coordinadora de la organización Médicos Unidos en Lara. Un plan que también incluía entrega fija de preservativos o pastillas anticonceptivas, pero que ha sido esporádico.
«Es un tema que debe tratarse con la delicadeza del caso, al considerar que a una menor de 13 años se debe tratar con un método de barrera», explica al descartar la introducción de un dispositivo intrauterino. Lamenta que la grave crisis de salud puede envolverlas en posibles complicaciones, de embarazos a riesgo por las condiciones deficientes de pacientes.
Desde allí está la actuación de la Asociación Larense de Planificación Familiar (Alaplaf), donde la facilitadora Génesis Escobar confirma el proyecto de salud sexual y reproductiva con la cobertura desde junio hasta agosto de 2021 con 24 adolescentes que recibieron el control prenatal y cuyas edades figuran entre 12 a 19 años. Los implantes anticonceptivos tienen prioridad para ellas, quienes sienten cierto temor por el dispositivo intrauterino. Mitos que también encierran esa falta de información sobre los métodos anticonceptivos.
A las pacientes que mantienen el control fijo y con el previo diagnóstico de vulnerabilidad por escasos recursos económicos, se les entregan vitaminas, citologías o algunos exámenes de laboratorio gratuitos y hasta se les dona el kit de parto, a sabiendas de esa lista que exigen a los familiares para el ingreso a pabellón.
Por identificar a la falta de información como la principal causa, Escobar señala que se les brinda el apoyo de la asesoría psicológica para que asuman con responsabilidad esta nueva etapa de vida y se les insiste en la necesidad de protegerse de las enfermedades de transmisión sexual
Respaldadas por un oficio
Ante ese desconcierto de la deserción escolar y esa mayoría como madres solteras, Gerardo Pastrán, desde el proyecto misionero Projumi, resalta el programa de adolescentes embarazadas con asesoría terapéutica y la formación de un oficio para que puedan trabajar.
Con 36 casos de adolescentes embarazadas consecuentes en 2021, aplaude ese esfuerzo que realizan para cumplir con este programa, que además de aconsejarlas les forma para aprender de un oficio que les permita obtener sus propios recursos. No se trata del significado económico, sino de la independencia que implica y empezar a desligarse de ese cordón umbilical de los padres.
La reinserción es una palabra clave y así evitar que se tengan embarazos reiterativos que pueden terminar en complicaciones o cesáreas.