Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- Ramón Suárez tiene 87 añ;os, camina lento y con bastón, pero los ojos se le iluminan cuando recuerda la travesía que vivió por 40 días en un barco clandestino, «El Telémaco», que zarpó de La Gomera, uno de los ocho archipiélago de Canarias, Españ;a con rumbo a Venezuela, el 8 de agosto de 1950, huyendo de la cruenta Guerra Civil Españ;ola.
Tenía 15 añ;os cuando su madre lo despidió en esa antigua embarcación que venía hacía «La tierra prometida», Venezuela. La violencia política desatada durante la dictadura de Francisco Franco, había acabado con todo a su pasado en Canarias. Sólo había pobreza, sangre y ruinas. Suárez, huérfano de padre, era la esperanza para su madre y hermanos que quedaron en Europa intentando levantar las pocas pertenencias que les quedaban.
La historia cuenta que las personas que lograron ingresar al Telémaco, tenían que pagar una fortuna en pasaje, la cantidad de 3.000 y 5.000 pesetas. Muchos hipotecaron sus casas, vendieron sus pertenencias y los que no tenían recursos intentaban pagar con alimentos y especies por su boleto.
Recuerda Ramos con nitidez como en ese barco ingresaron 171 personas. 170 eran hombres y una mujer de nombre Teresa García, quien falleció en Venezuela en el añ;o 2018. La mayoría eran perseguidos políticos u hombres que no querían ingresar al servicio militar.
Los primeros tres días permanecieron mareados por el movimiento del mar, comiendo poco y tomando escasa agua para rendirla en todo el viaje. Pero en el día 23 se toparon de frente con un temporal y casi no la cuentan.
«La virgen María tendió su manto sobre nosotros para poder sobrevivir, el temporal duró tres días. La tormenta se tragó los alimentos y todo el equipaje que llevábamos. Fueron momentos desesperantes», relató con los ojos aguados mientras a la mente le llegaban los recuerdos de ese terrible episodio.
Los documentales que se han hecho sobre la travesía en El Telémaco, narran cómo las personas se tuvieron que refugiar en la bodega del barco, las olas se levantaban a más de 20 metros de altura. Hacinados en ese pequeñ;o lugar saltaban unos encimas de otros, vomitaron lo poco que tenían en el estómago. Allí tuvieron que hacer sus necesidades. Tuvieron que esperar tres días para que las aguas se volvieran a apaciguar. El timonero del barco fue amarrado a un palo y valientemente pudo dirigirlo y evitar que se hundiera. En ese tiempo el hombre se le hincharon los pies y estuvo a punto de desfallecer.
«Nos alimentamos por seis días con gofio podrido, (harina de cereales tostados), llena de gusanos y agua de mar», relató. En total Ramos informó que sobrevivió a dos tormentas.
Al barco destartalado se le acabó
Suárez es parte de los más de 200 mil españ;oles que llegaron a Venezuela en la década de los añ;os 40; 50; 60 y 70, huyendo de guerras, dictaduras y contribuyeron al desarrollo de este país que les acogió. Por ser el único sobreviviente que queda de El Telémaco, la Embajada de Españ;a en Venezuela lo homenajeó en el Club Hogar Canario Larense, el pasado viernes 10 de junio, reconociendo su hazañ;a. Ramón es un vivo ejemplo de esa migración españ;ola llena de valor que transmitió su cultura y creencias a este país, que llegó sin nada y con trabajo y constancia lograron levantar su hogar y sembrar raíces en esta tierra.
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