Ana León | LA PRENSA.- El cuerpo de Cristo fue el motivo por el cual la Iglesia católica larense se revistió de blanco y celebró por todo lo alto el sacrificio de amor que hizo Dios al “rebajarse a convertirse en pan y vino para nosotros para siempre”.
La palabra pan se origina del griego y significa “todo”. El padre Juan Ignacio Franceschi, presbítero de la iglesia María Auxiliadora de la urbanización La Rosaleda, explicó durante su homilía que en el contexto de la iglesia la palabra pan significa “alimento para todos”.
La solemnidad del cuerpo y la sangre de Cristo rememora este origen de la palabra pan. Según explicaba el padre Juan Ignacio, cuando se instauró la eucaristía, el Jueves Santo, todos “fuimos invitados al banquete de bodas del Señor”.
Durante la fiesta de Corpus hay un rito muy especial que es la lectura de la secuencia de Corpus Christi escrita por Santo Tomás de Aquino. En la secuencia hay versos muy particulares pero el padre Juan se enfocó en uno específico que dice “Quien lo come, no lo rompe, no lo parte ni divide; Él es el todo y la parte; vivo está en quien lo recibe”.
El padre explicaba que existen ciertas particularidades con respecto a la comunión, pues “hasta en la más mínima partícula esta Dios”. Por ello recomienda que al momento de comulgar todas las partículas que salgan de la hostia consagrada deben ser consumidas. Es por ello que al recibir la sagrada eucaristía en la mano es
importante revisarse las palmas y los dedos para que ninguna partícula quede en la mano.
En esta oportunidad, al finalizar la misa se realizó una procesión con el santísimo sacramento. Durante esta procesión se lleva la santa eucaristía en un sagrario que tiene forma de sol que es cargado por el padre, luego se puede ver a una persona portando una cruz y un incienciario y al final va la feligresía. Durante la procesión se pueden hacer rezos del rosario, cantar canciones que tengan como tema la eucaristía y hacer una bendición especial con el santísimo sacramento. Todo esto dependerá del padre de turno.