La IA revoluciona las aulas de los planteles venezolanos

Mientras la Inteligencia Artificial (IA) avanza a pasos agigantados en el mundo, los educadores venezolanos debaten sobre los cambios que se deben dar en las estrategias de evaluación que aplican. Tan sólo hace una década, todavía los niños y adolescentes debían investigar sobre la historia de Venezuela, contrastando los datos que encontraban en libros y enciclopedias. Ahora, a través de una aplicación gratuita de Google, como «Gemini», que todo el mundo tiene en sus teléfonos móviles, los alumnos obtienen una extensa información en cuestión de milisegundos.

El reto de los profesores es implementar tácticas académicas para ayudar a los jóvenes a ser más críticos ante la información que genera la IA, porque «no todo lo que brilla es oro». A veces, si un estudiante no sabe preguntar bien a la aplicación, puede obtener cualquier tipo de datos, incluso inventados o erróneos. Los principios éticos a la hora de copiar o citar un contenido de IA en una tarea o tesis de grado, también son un punto de inflexión entre los docentes. La evolución informática se da con el objetivo de facilitar la vida de las personas, ser más rápidos y productivos, pero también en las aulas de clases han detectado el incremento de los fraudes académicos.

Gisela León es coordinadora del Centro de Estudios Universitarios Supervisados de la UCV, núcleo Barquisimeto, y mencionó que los profesionales que se forman en pedagogía se han estado capacitando en aplicaciones de las nuevas tecnologías, para tener acceso a una amplia variedad de herramientas que ahora hacen las clases más interactivas. Sin embargo, la preocupación principal sigue siendo no dejar a un lado los métodos socráticos al enseñar. Es decir, es necesario motivar a los estudiantes a pensar, a buscar el conocimiento a través de la reflexión, y a discernir sobre la información que encuentran, animándolos a hacerlo mejor.

«El problema no es negar la tecnología. El problema es que eso me obliga como docente a cambiar mis estrategias. Si le pido a los jóvenes que me hagan un ensayo o un resumen de un libro, tengo que estar claro de que el muchacho va a utilizar la Inteligencia Artificial. Ya no tiene mucho sentido mandar trabajos fríos para que los realicen en casa. Ahora, la verdadera evaluación debe ser en el aula, con la defensa oral de su trabajo. Debe ser una educación más personal, presencial y de acercamiento con los alumnos», opinó.

Según la Encuesta Condiciones de Vida (Encovi) 2023, la educación pública abarca al 88% de la población estudiantil en Venezuela, sólo el 12% de los estudiantes está en colegios privados. Ante eso, Carlos Calatrava, doctor en Ciencias Políticas y exdirector de la Escuela de Educación de la UCAB, señaló que en los sectores más pobres la Inteligencia Artificial (IA) está siendo utilizada de manera empírica, no están viendo un acompañamiento u orientación desde las escuelas sobre el uso de las nuevas tecnologías.

«Todas estas herramientas de avanzada que trae la IA, dependen de dos cosas: que tengamos acceso a internet banda ancha y contemos con electricidad. En Venezuela estas dos cosas no funcionan todo el tiempo al 100%…La Encovi, que elabora la UCAB, señaló este año que los celulares y las tabletas tienen un 78% de penetración a los sectores pobres y muy pobres de la sociedad venezolana», refirió.

«Eso quiere decir que, aunque las escuelas no tengan electricidad ni internet y muchas ni siquiera laboratorios de informática, las nuevas generaciones están siendo impactadas por la IA, pero a los más jóvenes no se les está formando esa capacidad de discernir. Están creyendo que es verdad todo lo que les dice una computadora porque no han leído libros, no pueden contrastar porque no tienen la madurez y porque no están teniendo las correcciones de los profesores», refirió.

En Venezuela existe desconocimiento sobre la IA

Willmar Tarazona, docente universitario y especialista en periodismo digital, sostiene que en Venezuela existe un desconocimiento masivo sobre el tema de Inteligencia Artificial (IA), y en la educación esa realidad impacta desde los directores de colegios públicos o privados, educadores por horas, estudiantes hasta los representantes.

«Existe un analfabetismo digital y eso influye profundamente en los resultados, porque obviamente al haber desconocimiento el estudiante cree que usando Chat GPT, o aplicaciones como Copilot o Gemini, cualquiera de esa consulta que da la IA es absolutamente fidedigna, y no es así. Hay un proceso que afecta los resultados y el tipo de respuesta no es precisa. Y no va a haber una cultura de confirmación de datos desde el punto de vista más científico en los primeros años del bachillerato, si el estudiante está creciendo con la idea de que la IA le resuelve la tarea», expresó.

Comenta que uno de los problemas que ha detectado en todos los niveles de la educación: primaria, secundaria y universitaria es que las personas no están entendiendo la lógica de la Ingeniería de Prompts; es decir, las consultas de IA, para que dé el resultado riguroso de la información que se busca.

«El segundo gran reto es tratar de educar al estudiante para usar de forma ética este tipo de tecnología para evitar fraudes académicos que copie y pegue el contenido generado por la IA, que el alumno no conoce de fondo porque el uso que le está dando a las aplicaciones es muy superficial», opinó.

El tercer reto a vencer está en las manos de los educadores, y se debe superar el miedo al cambio y a las nuevas tecnologías. «Muchos profesores tienen resistencia al cambio, a entender que la IA no es una moda, no es algo pasajero, es una tecnología que llegó no solamente para transformar a la educación, sino al mundo en todas sus áreas, y desde ese punto de vista hay que adaptarse lo más rápido posible porque hay que comprender que esto es una segunda revolución industrial masiva», exclamó.

Carlos Calatrava Piñerúa, profesor a tiempo completo en la Escuela de Educación de la UCAB, explicó que una manera de combatir el fraude académico en los salones es incorporando la IA como un medio de aprendizaje diario. «Eso quiere decir que en algunos momentos los profesores de cualquier campo de conocimiento, literalmente vamos a tener que tomar tiempo de nuestras clases para enseñarles a nuestros aprendices, estudiantes, cómo manejar dispositivos de IA, vinculados con lo que se está enseñando en historia, matemática, física, biología, etc», manifestó.

Sostiene que ahora cambia el antiguo esquema tradicional de caletrearse o aprenderse de memoria una clase o una guía para un examen escrito. «Los educadores están obligados a cambiar los temas de evaluación, que ya no sea el mismo examen escrito de toda la vida y si se siguen utilizando tienen que ser de otra manera. Vamos a tener que aprender a preguntar de un modo diferente, generar pruebas más analíticas, de más comprensión, de más capacidad de síntesis que obliga a un trabajo mucho más original de los aprendices y que no sólo esté repitiendo lo que un profesor dice», argumentó.

Otro de los obstáculos a superar involucra a los padres y representantes, quienes ven la educación como una competencia en donde sus hijos tienen que sacar las mejores notas. «Las familia no debe ejercer ningún tipo de presión sobre los muchachos para que siempre saquen notas de 20, porque la vida real no es sólo 20. Lo que le está preocupando a los padres es la competitividad, el aprobado o reprobado, el hacer maquetas tan perfectas como las que hacen los arquitectos cuando un docente la asigna, y la verdad es que si un alumno se equivoca, tiene la oportunidad de mejorar, de aprender del error y de seguir esforzándose a diario», dijo Calatrava.

En cuanto a las escuelas y liceos públicos, opina que el principal reto es que se logre dar clases los cinco días a la semana. Reitera que en la población más pobre del país los jóvenes están usando la IA de manera empírica, sin profundizar y es fácil caer en la «infoxicación»; es decir, la saturación mental por la información que se recibe a diario.