Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- El Monumento Flor de Venezuela abrió sus pétalos para complacer a la agrupación Grey Zuliana, cuyos integrantes tomaron este escenario para grabar su cover que incluye algunos clásicos románticos. Sus intenciones era compartir con el público larense y dejar este regalo para la venidera Navidad.
La noche de este sábado fue inolvidable para los amantes de la gaita, les acompañaron en la interpretación de sus letras. Fue un momento para la familia con algunos niños que repetían los coros junto a sus padres y disfrutaban con la misma emoción de este canto tradicional que desde antes de diciembre enciende los corazones de alegría o nostalgias por esos amores que han partido.
«Estamos muy complacidos de llevarnos a Barquisimeto en esta producción», exclamó Haddiel Colmenárez, director musical y pianista, al resaltar las bondades de esta tierra como referencia de talentos y por ser la capital musical. Llevan los rostros de esas generaciones que han cantado y siguen creciendo al ritmo de la gaita, todos unidos por ese mismo sentimiento de identidad nacional.
La dinámica estuvo fluida con el público cerquita de la agrupación. Ellos dispuestos en las escaleras y teniendo al fondo los inmensos pétalos de la Flor de Venezuela. El equipo de producción señalaba las reglas, mientras se disponían a grabar y tener las tomas aéreas de apoyo con los drones. Se respetaba un espacio para el desplazamiento de camarógrafos, quienes se detenían para captar los gestos de los asistentes cantando y algunas manifestaciones de cariño con sus acompañantes.
Al público no le importaba repetir las canciones, más aún cuando la primera fue «Quién como yo», un clásico que lleva el dulzor de la melancolía, cuando el tiempo es indetenible y el corazón sigue clamando por la compañía del ser amado. Fueron momentos en los que se escuchaba el canto más elevado, pero con más fuerza al interpretar el coro.
«Hay que brindar, se brinda por lo bueno», señaló uno de los vocalistas, cuando todos los miembros de la agrupación estaban con sus copas en la mano. Una señal de agradecimiento a la vida, por toda esa trayectoria artística y esa línea del tiempo que marcan a través de sus recuerdos en sus seguidores.
Al poco tiempo, el público tenía encendida las luces de sus celulares y con sus manos alzadas iban al compás de la melodía. Era armonía en rostros que se trasladaban en esos amoríos pendientes o que simplemente era una proclama a la vida por sus bendiciones.
La noche terminó con un concierto de una hora como regalo al público.