Osman Rojas | LA PRENSA.- Tres semanas y contando. Lo que empezó como un pequeño bote de aguas negras en el pasillo del Hospital Pediátrico se ha convertido en un inmenso charco que enferma a los trabajadores y familiares que visitan la institución.
“Parece que nadie ve eso”, comentó María Mujica, madre de una pequeña hospitalizada en el pediátrico. “Cuando traje a mi niña apenas se sentía el olor. El agua estaba empezando a salir pero ahora el charco es inmenso y yo prefiero dar la vuelta y salir por la emergencia que pasar por allí”, dice asqueada la mujer.
Todo empezó cuando hace tres semanas las recepcionistas de la institución empezaron a sentir un mal olor. De pronto, las mujeres que allí laboran, vieron cómo salía agua del piso.
Las empleadas denunciaron esto ante las autoridades y ellos se pusieron en contacto con Hidrolara. La empresa regional visitó la institución e hizo un informe de lo que allí pasaba pero al sol de hoy no se han abocado a resolver un problema que tiene más de 21 días.
Además del problema que hay con las aguas negras, la institución presenta problemas estructurales graves y es que, el quinto piso, sigue inhabilitado por las filtraciones.
Esperemos que esta semana eso esté solventado. Lo bueno es que ya hablamos con la gente encargada de reparar las tuberías y se han comprometido a ayudarnos”, soltó Rafael Aguero, director del hospital infantil.
Metas cumplidas
Sólo 60 días han bastado para que el Hospital Pediátrico de por terminados sus objetivos del 2017. La rehabilitación de espacios, mejorar la dotación de medicamentos e insumos y el no tener niños hospitalizados en los pasillos del centro médico fueron los tres objetivos trazados por la nueva directiva para terminar bien el año.
Hoy podemos decir que hemos cumplido con lo que nos trazamos en un 150%. No tenemos a niños hospitalizados en los pasillos y eso era nuestro primer objetivo”, aseguró el doctor Rafael Aguero, director del hospital pediátrico.