Ágatha Reyes | LA PRENSA.- Tiene 40 años en la industria gráfica y es la primera vez que ve cómo sus ganancias se van al suelo. Iván Troconis, un hombre de unos 60 años, y que tiene su imprenta en el centro de Barquisimeto, cuenta que comenzó en la rama desde muy joven. Explica que siempre tuvo años muy buenos en ventas, pero este 2018 ha sido “catastrófico” por el aumento desmedido en la materia prima, lo que ha ocasionado que su margen de ganancia se haya reducido en más del 50%
En su negocio Troconis tiene dos máquinas para imprimir talonarios, afiches y etiquetas, que debe aumentar constantemente de precios, para poder lograr reponer el inventario y mantener por un tiempo más su empresa familiar. Describe el lugar como su segunda casa, pues allí pasa el mayor tiempo.
Asegura no tener pensado cerrar las puertas de su local como muchos de sus colegas y vecinos han hecho, pues apuesta por seguir emprendiendo en el país a pesar de las dificultades de adquirir insumos, “por aquí son muchos los locales que les ha tocado cerrar, no son sólo las imprentas, son todos los negocios que necesitan reponer los inventarios, pero que hoy se les hace imposible”.
Y es que una lata de tinta de dos kilos tiene un costo aproximado de 30 millones de bolívares, mientras que las planchas que requiere no bajan de los dos millones por unidad, mientras que el papel se ubica entre 13 millones la resmilla y la resma grande 120 millones. Estos precios no se mantienen constantes, van cambiando diariamente”, dijo indignado Troconis, quien asegura que deben hacer de tripas corazón para mantenerse a flote.
El caso de Troconis es similar al de Israel Insanti, quien tiene su imprenta en la carrera 18 con calle 36, y con tristeza menciona la galopante inflación que según los datos suministrados por la Asamblea Nacional se ubicó en 110.1% para el mes de mayo, y que está haciendo trizas su negocio. “Hace dos años aquí llegaban al menos 12 clientes diarios, en cambio este año hay días que no llega ni una persona”, precisó.
Actualmente sólo trabaja con impresión de talonarios, pues el resto de los productos que ofertaba como las tarjetas de presentación adquirieron un precio muy alto para la venta al público !un millar de tarjetas que es el mínimo que se puede hacer, supera los diez millones de bolívares es algo que muchos ya no pueden pagar”, soltó.
Migran
La estampida de personal es otro factor que está golpeando a la industria gráfica. Y es que el alto costo de la vida hace que los profesionales del diseño abandonen sus puestos de trabajo en busca de mejores oportunidades de empleo en el exterior.
Tal es el caso de Daniel Piña, quien tiene cuatro años trabajando junto a Iván Troconis, sin embargo, ha decido que su tiempo en la industria gráfica llegó a su fin, pues asegura que los ingresos que tiene no le alcanzan para costear sus gastos básicos, “tengo buenos ingresos, pero la inflación se come lo que gano en un segundo, y uno tiene que buscar la forma de mantenerse”, soltó con indignación, pues actualmente está estudiando Medicina Veterinaria y cada vez es más difícil poder cubrir los gastos que genera una carrera universitaria, el alimento diario y el precio del pasaje.
Y es que el sueldo mínimo de un trabajador se ubica en dos millones 555 mil bolívares, cifra que Piña comenta es insuficiente a la hora de compararlo con la realidad en el costo de los alimentos de primera necesidad “un kilo de carne supera el sueldo mínimo, eso nos da un estimado de cómo estamos todos los venezolanos ante la crisis. No es sólo el trabajador de la industria gráfica, sino que todos los sectores productivos y empresariales están pasando por lo mismo”, dijo Piña.