Osman Rojas | LA PRENSA de Lara.- Vendiendo café, cortando grama, alquilando teléfonos o gritando como colectores de autobuses, así sobreviven los trabajadores de la construcción en el estado Lara. El sector, que hasta hace unos 10 años garantizaba empleos al 15 % de la población en Venezuela, está paralizado.
Según los datos que maneja el Sindicato de Trabajadores de la Construcción, la paralización de la industria es de un 95 % situación que afecta de forma directa a unos 5 mil trabajadores.
«Lo que estamos viviendo es preocupante. El sector de la construcción se encuentra paralizado por completo y eso genera desempleo. La paralización en estos momentos es total», denunció Pedro Peña, presidente del Sindicato de Trabajadores de la Construcción, cuando se le preguntó por la realidad que atraviesa el sector en estos momentos.
Peña sostiene que el sector tiene graves problemas y aclara que sin producción de materia prima la industria no puede arrancar. «Nuestros trabajadores se dedican a hacer cualquier cosa. Muchos se han ido del país y los que quedan están trabajando de cualquier cosa. Buscando ganarse la vida de la forma que sea», sostiene.
Ernesto Mejías, hombre de 45 años que en las últimas dos décadas se dedicó a ser ayudante de albañilería, es uno de esos casos referidos por Peña pues el hombre ahora vende café en las cercanías de la Plaza Los Ilustres.
«Hace dos años que dejaron de hacer obras. Ni siquiera la Misión Vivienda contrata a los obreros y toca salir a ver cómo se consigue algo de plata para comer», comenta el hombre que, diariamente, vende entre tres y cuatro termos de café. «Algo se gana con esto, pero no es como antes. Yo semanalmente cobraba y llevaba a la casa bolsas de pan con chicha, pero ahora como, pero a duras penas», suelta.
La paralización del sector es tan elevada que, en estos momentos, son contadas las construcciones que se están realizando en el estado. «El problema es que no hay materia prima. Los pocos materiales que se consiguen son vendidos en el mercado negro y eso encarece todo», concluye Peña.