Isabella Delgado | LA PRENSA.- Estaba desnudo, como siempre, pero ayer por su piel negra por la suciedad corría sangre. Su actitud era violenta. El indigente, uno de los tantos que frecuentan el Terminal de Pasajeros, se le tiraba encima al que se cruzara por los pasillos. Usuarios y comerciantes, entre el susto y la tensión, confirmaron su teoría: ningún organismo se hace cargo de las personas en situación de calle.
Uno de los comerciantes que se queja de la presencia de indigentes y locos es Jhonny Molina, miembro de la Asociación de Comerciantes del Terminal. “Tememos por nuestra seguridad. Escupe a la gente, se le tira encima a los mostradores, a los carros. Anda desnudo y por aquí andan niños. Por aquí no aparece ni la Misión Negra Hipólita, ni nadie”, dice.
Ayer, al ver la violencia y exaltación del indigente, uno de los comerciantes llamó al 911, pero nadie acudió. Un grupo de conductores de rapiditos se dirigieron al puesto de la Guardia Nacional del terminal a pedir apoyo. Cuentan que dos funcionarios se acercaron y amarraron al indigente con la intención de llevarlo al Hospital Central Antonio María Pineda. “No tenían unidad para llevarlo. Cuando consiguieron una camioneta para llevarlo, el jefe les dijo que ellos no podían estar llevando a nadie al hospital”, cuenta Donald Castillo, un testigo.
Conductores y comerciantes aseguran que en la noche es cuando se ve la población completa de personas en situación de calle, que supera los 10 indigentes y personas con problemas mentales.
Acotan que este es el reflejo de la situación social y las fallas del Terminal de Pasajeros. Reclaman que la administración prometió seguridad con las obras y recursos aprobados, y el cobro de la tasa de salida, pero no le han visto “el queso a la tostada”. Dicen que todo está igual, la inseguridad persiste, el terminal está sucio y los baños no tienen agua.