Osman Rojas | LA PRENSA.- Lara no está preparada para una tragedia eléctrica. El pasado jueves, durante el apagón de 12 horas, quedó confirmado que los centros públicos en la región necesitan actualizarse.
La imagen de familiares dando respiración manual a los pacientes UCI que están en el Hospital Central y el Hospital Pediátrico le dio la vuelta al mundo llenando de indignación al gremio médico.
César Ribas, coordinador del grupo médico Lara Entera por la Salud, cargó contra las autoridades nacionales acusándolos de no tener planes de contingencia para abordar las crisis.
Cuando uno ve la realidad que atraviesan nuestros hospitales nos preguntamos dónde están los recursos petroleros que ingresan al país. La salud se ha convertido en un chiste de muy mal gusto y eso es algo que se tiene que corregir”, dijo Ribas.
El epidemiólogo denunció que, desde hace más de cinco años, el Hospital Central tiene un banco de electricidad que todavía no ha sido terminado. “Lo que faltaba era que en la Emergencia del Antonio María Pineda prendieran velas para ver a los pacientes. Lo que sucede en el estado es realmente crítico”, sentenció.
El Hospital Central y el Hospital Pediátrico cuentan con plantas eléctricas que en teoría deberían aportar electricidad al centro médico; sin embargo, la resistencia de estas máquinas llega a diez horas cuando mucho.
Más grave es la situación en centros como el Luis Gómez López o el ambulatorio de Cabudare. En ambas instituciones hay reguladores que alcanzan para seis horas de servicio.