Arturo López | LA PRENSA.- En el segundo piso del Hospital Central Antonio María Pineda, el Departamento de Cirugía de Mujeres sufre por un problema con el agua ya que desde hace dos días no les llega a los baños. Autoridades dijeron que el problema era por una bomba.
Además del problema del agua, ninguno de los lavamanos sirve, las pocetas sólo hay dos disponibles y están tapadas por el excremento que se acumula, ya que no pueden bajarlas.
Los pipotes de agua que traen los familiares desde sus casas no todos los días dejan subirlos, pues los empleados de seguridad en el Hospital son quisquillosos con esto. De igual forma, no les dejan ingresar alimentos, los pacientes tienen que conformarse con los que allí les dan, muchas veces insuficiente. Ayer, por el problema del agua les dieron de cena una galleta de soda con un pedazo de queso.
Las pacientes tienen casi un mes en espera para ser operados, porque a los quirófanos se les dañó el aire. Carmen Alvarado tiene mes y medio en el piso dos esperando ser operada, el doctor que la atiende sólo trabaja los lunes y desde hace cuatro semanas se le presenta un inconveniente y no la puede atender. Los hijos de la señora Carmen gastaron casi 200 mil bolívares en insumos para poder ingresarla al quirófano, ya que tienen que comprar todos los implementos que usan los médicos, desde los guantes hasta la anestesia.
Al igual que la señora Carmen se encuentra la madre de Alexis Rodríguez, quien está en el hospital ya que la atropelló una moto y se dio a la fuga, el accidente le provocó una fractura en la tibia y el peroné, el tutor (implante de tibia) cuesta medio millón de bolívares y está buscando el dinero para poder ingresar a su mamá al quirófano, claro está después que solucionen el problema de los aires.
Otro problema que tienen los pacientes del hospital es el de los insumos, muchas veces no se consiguen y tienen que comprarlos bachaqueados, ahí mismo. Una bata que cuesta tres mil bolívares la venden en seis mil.
A esto se le suma la ausencia de insumos y equipos básicos de limpieza aunado a la falta de ascensor para bajar los desechos biológicos que ha convertido el centro médico en un chiquero.
Pacientes piden a gritos que se resuelva rápido el problema del agua, ya que no aguantan el mal olor.