Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- «Sin agua, no la operaban», fue la advertencia que les hicieron este martes a los familiares de Milexa Ramírez, a quien le realizaron una histerectomía. Fue una de las pacientes que vivió las penurías hasta ayer, con las limitantes por falta del vital líquido. Señalaron que exigían, mínimo 10 litros por cada enfermo en el hospital central Antonio María Pineda.
Su prima Keila Hernández recordó que la atención fue pésima y no tenían ese gasto previsto en el presupuesto. Tuvieron que comprar 6 envases de 5 litros y el precio de cada uno es de 650 mil bolívares. Ellos no podían ir a buscar a su casa, porque están residenciados en Cabudare. De hecho, el padre de Ramírez opta por trasladarse en bicicleta. Prefiere pedalear ante la falta de transporte público y para no caer en los abusos del cobro de pasaje en algunas de estas unidades. Hicieron el sacrificio, porque lo requerían para limpiar toda el área.
Otra historia similar es la de los parientes de Nairis Crespo. A esta joven de 23 años la trajeron desde Rastrojitos, de Tamaca y señalan que no la atendieron por falta de agua. Se regresan y ayer tuvieron que volver, con la sorpresa que el bebé que estaba esperando había fallecido. Ya le correspondía un curetaje y tuvieron que buscar los 10 litros de agua. Molestaron a una vecina cercana y así evitarse el viaje que casi colinda con Duaca.
Varios familiares estaban listos con sus garrafas llenas de agua frente a la Emergencia y así evitar ser rebotados.