Euseglimar González | LA PRENSA.- “Nos estamos muriendo de hambre”, era la queja que repetían una y otra vez las reclusas del Centro Penitenciario David Viloria, conocido como la cárcel de Uribana. Las mujeres, desde el galpón que funge como calabozo y que llaman “Rodeíto”, sacaron pancartas y protestaron por la falta de alimentos y contra los supuestos maltratos que reciben a diario.
A las 7:00 de la mañana las reas sacaron sus manos por las colmenas superiores y decidieron colgar sus pancartas en la pared que da hacia la avenida principal de Valles de Uribana que está justo al lado del área de la cocina. Apenas las privadas de libertad se alzaron, las custodias se pusieron en alerta y supuestamente, a una de ellas la sacaron del calabozo. “Le dieron una pela y le echaron un pote de agua encima como castigo”, informaron fuentes internas.
Dentro de los calabozos para mujeres hay alrededor de 400 mujeres presas por diferentes delitos. En el área de Reflexión, un cuarto a oscuras y sin camas, están siete reas de Fénix que fueron trasladadas en diciembre de 2017 tras el motín que ocurrió allí.
Por la ventilación se observaba cómo las mujeres sacaban sus manos y sostenían las pancartas. Una decía: “Huelga pacífica, queremos solución. Fuera civiles”.
Las damas exigían la retirada de “los civiles” que laboran cocinando porque, supuestamente, son los que más violan sus derechos. Señalaron que cuando preparan los alimentos no tienen higiene. Presuntamente, les escupen la comida y es por eso que no los quieren.
Otra de las pancartas de color fucsia con letras verde decía “.hombres y mujeres tenemos hambre. Se roban la comida. Dilia ven”. Esta mujer es Dilia Fernández es la directora de Derechos Humanos, detallaron.
Tanto las mujeres como los hombres decidieron iniciar una huelga de hambre por todas las calamidades que están pasando. Cuentan que de desayuno les dan una arepa sin relleno y en el almuerzo arroz y crema de auyama. Aunque contaron que el miércoles comieron arroz puro.
Los familiares de los reclusos estaban ayer en los alrededores del penal, todas vestidas de blanca, porque era día de visita. La hora de entrada era a las 8:00 de la mañana, pero no lograron ingresar, pues a esa hora supuestamente les dijeron que las visitas estaban suspendidas, luego les quitaron las cédula de identidad y les dijeron que sí iba a haber visitas. No fue sino hasta dos horas después que lograron ingresar.
“Estamos claras que después de esta protesta y de que La Prensa se vaya, vamos a llevar palo”, gritaban las mujeres desde los calabozos.
Denunciaron que dentro del penal hay tuberculosis, hepatitis, amibiasis y desnutrición. Detallaron que no consumen agua potable y que por eso es que muchos de los reos presentan amibiasis.
Mientras que ellas protestaban aparentemente había custodios que estaban con tubos en las manos y le echaban gas pimienta.
“Ayúdennos por favor. No nos dejen morir, aquí los directores no sirven”, pedían a gritos y algunas se quedaron sin voz de tanto gritar.
Entre las peticiones pedían que Iris Varela, ministra penitenciaria iniciara una investigación en la cárcel y exigiera que respetaran todos sus derechos. También contaron que hay retardo procesal.
La semana pasada trasladaron a una detenida hasta el Hospital Central porque estuvo convulsionando un día completo. Las presas aseguraron que no recibió atención médica de inmediato y que ahora se encuentra en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Se “roban” la comida
Entre los gritos las reclusas soltaron que dentro del penal el personal del ministerio de cárceles supuestamente desvía los alimentos que llegan.
Se conoció que el martes aparentemente llegó un camión con la comida para los detenidos, pero en cuestión de minutos salieron unas camionetas negras, en donde presuntamente se llevaban parte de la comida.
“Que se de cuenta el ministerio que aquí se están robando la comida. Se la llevaron para Cerritos Blanco. Hay desvío de alimentos‘, soltó una de las reclusas, mientras protestaban.