sábado, 23 noviembre 2024
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Hacen de todo por conseguir agua

C. Linárez/A. Mendoza | LA PRENSA.- Poder calmar la sed, ba­ñarse y preparar la comi­da se volvió una odisea para la mayoría de los re­sidentes del Iribarren, Ji­ménez y Morán ayer sá­bado. A la mayoría los agarró por sorpresa la suspensión del servicio de agua desde este jueves hasta hoy en la tarde y no alcanzaron a recolectar ni una gota.

Para sobrevivir, mien­tras Hidrolara solventa los problemas que se pre­sentaron en las tuberías del sistema Alto Tocuyo, muchos de los guaros han tenido que pedir agua en casa de los vecinos, recorrer distintos puntos de Barquisimeto para ver en dónde llenan de agua las pipas y hasta resolver comprando el botellón de agua entre Bs. 3 mil a 5 mil.

Adolfo Súa­rez, quien reside en Ba­rrio Unión, asegura que por su resi­dencia el agua llega son los jueves después de las 12:00 de la madrugada y con la sus­pensión del servicio des­de las 4:30 de la tarde de ese día, no pudieron ni llenar una pipa.

Suárez comenta que la poca agua que le quedaba les alcanzó hasta el vier­nes, por lo que el sábado desde las 7:00 de la ma­ñana salió con su esposa a ver en dónde estaban llenando pipas y se topó con que en la antigua se­de de la cervecería Brah­ma, en la Zona Industrial II estaban dando agua gratis y llenó tres pipas.

Quienes no corrieron con esa suerte han tenido que resolver comprando botellones potables. “No­sotros compramos agua embotellada para, por lo menos, hacer comida y beber”, dijo Fabiola Ma­rín de La Peña, quien asegura que ella y sus dos hijos sólo tienen para ba­ñarse con una pipa. To­dos esperan que este do­mingo en la tarde, tal co­mo anunció Hidrolara, sea restituido el servicio.

Esta situación a afecta­do a vendedores de comi­da. Dueños de restauran­tes han tenido que adqui­rir botellones para trabajar, pero ante el cos­to que poseen, no les re­sulta y de ocho comer­ciantes consultados, seis dijeron que no abrirán hoy.

Desepero

Un tobo por aquí y otro por allá. Botellas de plás­ticos y cual­quier enva­se servía de mucho. Así estaban la tarde de ayer más de 20 per­sonas en el llenadero de San Juan. Pacientemente los veci­nos hacían una cola espe­rando para poder llenar los envases y calmar la sequía por la reparación de la tubería.

Un señor que tiene más de 60 años en la comuni­dad ayudaba con una manguera que conectaba con una bomba que esta­ba en el fondo del pozo. No salía casi líquido, pe­ro las personas no querí­an irse pues según ellos estaban desesperados.

“El agua se fue y nadie dijo nada, estamos pa­sando trabajo sobre todo porque hay muchos que no tenemos tanques, dijo Migles Álvarez.

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