Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Sonrisas y una mirada de satisfacción fueron suficientes para aquellas familias, fundaciones y particulares que este 24 y 25 de diciembre repartieron comida y juguetes en las inmediaciones del Hospital Central Antonio María Pineda y el Pediátrico Agustín Zubillaga. Los niñ;os de familiares de pacientes eran los primeros en ser tomados en cuenta y de acuerdo a la disponibilidad eran considerados los padres.
Era la emoción de ver a los niñ;os correr y esperar en fila. Se abría esa maletera del vehículo contentiva de perros calientes, almuerzos de pasta con carne molida, bollos, arepas rellenas, donas, refrescos, jugos y juguetes. Todo fue tan espontáneo que trabajadores informales del principal centro asistencial señ;alaban que estos benefactores empezaban a llegar graneaditos desde las 6:00 am y hasta la tarde de ayer se atrevían a decir que superaban los 150 durante los dos días de Navidad.
Se trata de personas que buscaban retribuir las bendiciones que recibieron en momentos difíciles y decidieron compartir un poco de la ilusión de la Navidad con los niñ;os de escasos recursos. Comprenden que todo centro asistencial esconde historias de niñ;os que ni siquiera pueden disfrutar la emoción del nacimiento de Jesús. Era tanta la algarabía, que padres con algún hijo hospitalizado en el Pediátrico Agustín Zubillaga se acercaban y retiraban los obsequios contentos porque sólo tenían el dinero para la emergencia médica.
Se vivía el ambiente contradictorio de las angustias propias del hospital y la emoción de los niñ;os. Así tal como estaba la pequeñ;a Victoria, de apenas tres añ;itos y quien recibió una Barbie y el galán Max Steel. Se tomó su tiempo en un banquito para desvestirla y dejarla a su manera. Al poco tiempo, establecía los diálogos entre ambos. Estaba muy contenta, así como su hermana Briggite al recibir varios peluches.
Al escuchar los testimonios de los benefactores, Jedicson Escalona cuenta que dispuso de 100 perros calientes de su negocio en el sector José Félix Ribas. «Eso se multiplica ayudando a quien necesita», expresó y agradecía el apoyo de su familia para la preparación de los mismos.
Yurimary Leal también se animó por primera vez a esta obra, luego de conocer las necesidades de las personas humildes. Ella lo comprendió hace varios meses, cuando tuvieron a una sobrinita hospitalizada y lamentablemente no pudo sobrevivir. «Esto es muy bonito y llena de regocijo», agradece a Dios que le permitió preparar 80 almuerzos para los niñ;os. La pasta con carne molida estaba tan deliciosa, que los comensales se la degustaban al instante.
Una emergencia de gravedad del 23 al 28 de diciembre del añ;o pasado también acercó a la familia Rodríguez Vargas. Según Edgardo Rodríguez lograron conseguir más de 40 juguetes y así cumplir el sueñ;o de 40 niñ;os.
La maletera del carro de Zully Rosas también estaba repleta entre las 200 arepas, jugos y más de 100 juguetes que lograron recaudar como Fundación María Rosa. «Hoy estamos de aniversario y tenemos 34 añ;os dando este granito de arena a final de añ;o», dijo complacida y esperando poder seguir ayudando por muchos añ;os más.