Osman Rojas LA PRENSA.- Cada cinco minutos Yoleida Cardosa se levanta de un cartón tirado a las afueras del centro de reposo Divina Pastora y va hasta la entrada de la emergencia del Hospital Central. Allí intenta obtener información de su papá, recluido en la institución desde el pasado fin de semana, pero su esfuerzo es inútil, los militares la corren antes que alguien pueda informarle.
“Están allí y no sé para qué. Los doctores siguen pidiendo medicamentos y su presencia no nos ha traído beneficios a los familiares. Nos alejaron de la emergencia y nos sentimos mucho más lejos del paciente”, denunció Cardosa.
René Fernández, quien tiene a su hijo en el área de Cuidados Intensivos (UCI), asegura que estando lejos del familiar no sabe si los doctores colocan o no el medicamento.
“Uno tiene que estar encima de los médicos porque por mérito propio no hacen nada. Muchas veces las enfermeras dejan los medicamentos en la cama del enfermo y de ahí se los roban. Ahora no sabemos qué es lo que pasa con nuestros familiares. Aquí la gente se muere y ni nos enteramos”, dice Fernández.
En líneas generales las personas están descontentas con la presencia de los militares a las afueras de la institución. Para tratar de estar cerca de sus seres queridos, muchos han tirado sus cartones en las adyacencias de la sala de reposo pues dicen que es la única manera de enterarse si pasa algo.
“Los micrófonos de la sala de descanso no sirven. Los médicos dicen que avisan por ahí, pero eso es mentira. Esos aparatos nunca suenan y si lo hacen los familiares se enteran una hora después de que los llaman”, denunció Fernández.
Los familiares piden a los militares que les permitan estar cerca de la emergencia y que no restrinjan las visitas a la institución.
“Esto ya parece el Pastor Oropeza”, comentan los familiares en el hospital.