Ana León Perozo | LA PRENSA.- Las frutas ácidas se quedan frías en las fruterías. Pocos las compran. Se van dañando, se ponen viejas y algunas hasta pierden el color que las caracteriza porque, a falta de azúcar, nadie las quiere.
En el Mercado Bella Vista, uno de los empleados de una frutería tenía más de 15 días con tres bolsas de limones, cada una de un kilo que habían perdido el color verde brillante que les caracteriza y por uno más amarillento, casi blanco.
“Cuando la fruta se va dañando lo que hago es que me la llevo a mi casa. No vale la pena que se pierda”, explicó el empleado.
En la carrera 23 entre calles 34 y 35 se encuentra un puesto de frutas que pertenece a Santiago Vargas. El hombre ha invertido más de 8 mil bolívares en la compra de pulpas de naranja, parchita, fresa y mora que se han venido perdiendo, porque en los hogares larenses el azúcar es un producto escaso que no les permite costear la compra de frutas que requieren del endulzante.
“Este mes nada más he vendido una bolsa de pulpa y un kilo de parchitas. Tengo toda una cesta dañándose porque son muy pocas las personas que buscan comprarlas por la falta de azúcar”, indicó Vargas.
El melón y la lechosa, a pesar de ser frutas dulces, tampoco se están vendiendo como antes.
“La semana pasada tuve prácticamente que comerme todas las lechosas porque la gente las está comprando muy poco. Antes vendía hasta 6 lechosas en dos horas, ahora vendo cada tanto”, dijo Vargas indignado.
Juan Arroyo tiene un puesto en el Mercado Terepaima y explicó que antes vendía hasta una cesta diaria de cualquier fruta cítrica.
“Naranja, parchita, mora, fresa, todo eso lo vendía como arroz. Ahora a duras penas vendo cada tres días una lechosa. Imagínate el resto de las frutas”, explicó Arroyo.
“Mientras la gente no consiga azúcar en la calle la venta de frutas ácidas no va a tener vida”, denunció Gustavo Carmona, otro dueño de una frutería del Mercado Terepaima.
“La gente está optando por comprar frutas que no necesitan azúcar o se pueden comer de una vez, como el cambur, la patilla, la mandarina, el melón, el durazno o la lechosa”, declaró Carmona.
En tiempos donde no escaseaban los productos básicos, Carmona vendía alrededor de 30 panelas diarias de tamarindo.
“A duras penas vendo 5 panelas de tamarindo. Lo que vendo son como 100 kilos de cambur diario”, dijo Carmona.