Osman Rojas | LA PRENSA.- La paz debe prevalecer en la sociedad para que el amor se imponga al odio. Ese es el mensaje que transmitió monseñor Antonio José López Castillo a los feligreses que acudieron el día de ayer a la Misa de la Misericordia celebrada en la iglesia Divina Misericordia, de Tarabana en Cabudare.
Para el representante de la Iglesia católica es importante abrazar el evangelio para sobrevivir en estos tiempos de crisis. Aprender a perdonar y buscar el bien del prójimo sacará adelante a la sociedad. “Es lo que nos enseñó Jesús”, dijo Castillo, quien recordó que el día de ayer se celebró el segundo Domingo de Pascua.
La misa tuvo una gran carga emotiva en especial cuando se ofrecieron las ofrendas pues la cuarta bendición fue dada a la bandera de Venezuela por una “venidera prosperidad”.
“Para rescatar nuestro país, para que Venezuela sea un país de paz en donde se pueda vivir con tranquilidad y las familias no sean divididas”, rogaban los feligreses.
“En estos tiempos hay que tener compasión para entender el dolor de los demás. Hay que trabajar por la paz y por el amor, esas son las cosas que vencen el pecado”, dijo Castillo.
Monseñor invitó a la Iglesia a creer en la palabra de Dios e instó a los presentes a trabajar para sacar adelante al país. “Como dijo Jesús a sus discípulos, la paz os dejo y la paz os doy. Benditos son los que creen sin ver y en estos tiempos hay que saber perdonar y amar para poder ayudar a los que necesitan”, soltó.
En la homilía estuvo presente el padre Alirio Arriechi, párroco de Tarabana, quien se encargó de iniciar la misa. El padre también hizo un llamado a la paz y recordó el evangelio de Juan quien es conocido como el apóstol del amor.
“Como el Espíritu Santo fue dado a los discípulos para perdonar los pecados, hoy nosotros tenemos que entender que la sociedad necesita aprender a perdonar. Trabajar juntos como hermanos es la manera correcta de honrar a Dios”, dijo.
La misa fue amenizada por el coro Venimos a Adorarte, grupo que se encargó de las alabanzas antes, durante y después de la homilía.