Euseglimar González | LA PRENSA DE LARA.- Una taza de sopa con huesos rojos y arepa es el menú diario que tiene la familia de Lisbeth Martínez, poca es la proteína que logran consumir debido al bajo ingreso económico que tienen en casa, una situación de la que no escapan algunos larenses.
Oswaldo Lizarzado, nutricionista, explicó que el elevado costo de las proteínas y la poca información o formación en cuanto a la alimentación genera una mala nutrición en las personas que afectan, sobre todo a los niños y adultos mayores.
El nutricionista explicó que los venezolanos no tienen una formación en cuanto a la alimentación, pues no es sólo consumir proteínas, también a la dieta diaria deben incluirle frutas y hortalizas, pero estas por su elevado costo quedan desplazadas, lo que genera que sean menos calorías que obtienen a diario.
«Mi esposo trabaja en el mercado de Barrio Unión y yo lo que vendo es torticas de plátanos para así poder comprar la comida, pero para lo que nos alcanza es para harina y hacer la sopa», comentó Lisbeth, quien en su casa vive ella junto a su esposo, dos hijas mayores y ocho niños.
En los mercados municipales lo que más se ve que las personas llevan es yuca, auyama y papa, mientras que en las carnicerías compran carne molida, sardina y pollo por gramos para poder variar su menú.
«Lo que más compro para la casa es verduras para poder rendirlas con el pollo, también granos como caraotas, arvejas o lentejas, hueso blanco y sardinas por bandejas. A veces se hace fuerte poder comprar carne porque está muy cara», sostuvo Ana Cecilia Angulo, ama de casa.