Díaz/Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- Comer arepas de harina artesanal o frijoles chinos y sólo dos veces al día es parte de la dieta de la señora Rocío López, una dama de 65 años de edad que vive con su hija y dos nietos, en el sector Cruz Blanca, donde sus únicos ingresos para comprar alimentos es el salario mínimo de su hija y los bonos que otorga el gobierno.
La señora Rocío junto a su familia se saltan el desayuno para ahorrar alimentos, y a la hora del mediodía los frijoles chinos es lo que llenan sus platos.
«Comemos frijol puro, a veces le migamos la arepa, pero sólo poquito para cada uno para que la comida pueda rendir porque con el sueldo de mi hija y los bonos no podemos comprar comida para todo el mes, primero comen los niños y después lo que quede es para nosotras», expresó.
La señora López comenta que en el sector las bolsas CLAP no llegan con regularidad lo que limita aun más que puedan comer las tres comidas del día.
«Muy rara la vez podemos comer tres veces al día porque la comida que tenemos no es suficiente y las bolsas CLAP no llegan para que por lo menos le podamos dar un poco más de comida a los niños«, manifestó.
Agregó que los médicos les han diagnosticado fallas de peso. Les recomiendan comer proteínas, frutas y lácteos, pero dicen que eso está fuera de su alcance.
Cifras críticas
Según un estudio publicado el pasado 2 de noviembre por la organización de Ayuda Humanitaria World Vision International, titulado «Una Espada de Doble Filo«, revela que El 73% de las familias venezolanas no tiene suficiente comida para mantener una vida saludable, es decir 7 de cada 10 hogares de Venezuela están en inseguridad alimentaria.
Precisan que en promedio los venezolanos que viven en extrema pobreza en el país reciben un ingreso que sólo les permite adquirir el 0.9% de la canasta básica de alimentos, para una familia de cinco personas, por lo que es necesario que perciban 116 salarios mínimos.
Esta ONG realizó la encuesta en marzo 2020, en Caracas, Lara, Miranda, Táchira y Zulia, justo cuando se reportaban los primeros casos de COVID-19 en el país y abarcó un total de 420 hogares. Precisan que para obtener alimentos, las familias han vendido sus bienes, incrementándose sus necesidades económicas.
Revelan además que el 21% de los encuestados dijo que la separación de los niños de sus padres está aumentando. El hambre también está incrementando casos de abuso infantil contra la población más vulnerable. El 49% de los encuestados dijo que el matrimonio infantil está aumentando debido a la crisis económica y el 19% de los niños encuestados admitió que sufrió de violencia sexual o de género, violaciones que aumentaron durante la pandemia en Venezuela.