Falcón intensifica las ayudas sociales

William Croes | LA PRENSA.- Tiró la casa por la venta­na. El gobernador Henri Falcón entregó más de tres mil 700 donaciones en lo que denominó: Lara solidaria ante la crisis, que consistió en un mega acto de justicia social donde el mandatario re­gional cumplió con los compromisos adquiridos en más de 30 recorridos emprendidos por los sec­tores más vulnerables de la entidad.

Falcón estuvo acompa­ñado por los directores de todas las dependen­cias de la Gobernación, diputados del partido Avanzada Progresista y de una gran cantidad de personas que abarrota­ron la plaza La Justicia a la espera de que les otor­garan las donaciones que les fueron aprobadas en caminatas y plan Camino al Campo.

“Desde que fui electo al­calde prometí atender a los más necesitados. In­tensificaré la inversión social para el año que vie­ne porque son los más necesitados los que care­cen de seguridad social”, expresó Falcón, quien in­dicó que son los venezo­lanos quienes pagan las consecuencias todos los días de las malas decisio­nes del Gobierno nacio­nal.

En la jornada se destinó más de 135 mil millones de bolívares de inver­sión. Una parte impor­tante fue destinada al mercado agroalimentario progresista que, en alian­za con empresas priva­das, vendió a precio regu­lado 5 toneladas de víve­res y más de 60 toneladas de hortalizas.

El gobernador en sus palabras se refirió a la distorsión que existe en los precios de los produc­tos de primera necesi­dad. Responsabilizó al Gobierno nacional de que una harina de maíz cuesta dos mil bolívares y una azúcar hasta 3 mil.

“No podemos darle la es­palda a las necesidades de la gente, no le dare­mos la espalda al pueblo como lo ha hecho el Go­bierno nacional”.

Durante su interven­ción, Falcón señaló que funcionarios de la Guar­dia Nacional Bolivariana se acercaron para ver los precios de venta de los ví­veres que se venderían.

El gobernador señaló que no caerán en chanta­jes del Gobierno y dijo que los venezolanos han llegado al extremo de descuidar su salud por­que han dejado de com­prar las medicinas de tra­tamientos crónicos para poder llevar la comida a sus hogares.