Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- No caer en la automedicación ni en el consumo excesivo de vitaminas, es la recomendación de especialistas ante la oferta de combos vitamínicos, que incluyen zinc y hasta ácido fólico para pacientes infectados por Covid 19. Esto es un arma de doble filo, cuando no se cuenta con el control médico y que por lo general, son indicados como refuerzos, sin la mayor garantía de un alto impacto preventivo.
Dicha advertencia es considerada para evitar caer en las redes del interés comercial, sin considerar las implicaciones en quienes padecen de este virus tan cambiante, de acuerdo a la respuesta del sistema inmunológico. Una campaña tan genérica que prolifera en redes sociales, al ofrecer esos «combos» o «cócteles» que incluyen vitaminas C, D y E, zinc y ácido fólico. Pero se transformaría en amenaza entre esas atenciones domiciliarias, sin el debido seguimiento y permitirle ganar tiempo al virus, en complicaciones que pueden llevar a cuidados intensivos en centros asistenciales.
El llamado a entender el riesgo de que un paciente empiece con los síntomas parecidos a un cuadro gripal y se empiece el consumo de vitamina C, sin la debida indicación médica. A esa etapa, no se puede confundir con prevención, cuando se podría estar en el comienzo o desarrollo del coronavirus.
Pausas necesarias
«No se trata de recetas como si fuera una torta», recalca el epidemiólogo Iván Molina ante lo delicado de administrar esa carga de vitaminas, pero de acuerdo a la clínica del paciente debería empezar por los retrovirales, antibióticos, anticoagulantes e incluso esteroides. Reitera que no se trata de genéricos porque se debe evaluar por especialistas en función de esas fases que arrancan desde leve, moderada y grave. El seguimiento viral puede complementarse con vitaminas de resolución, más no de entrada, porque se trata de recuperar anticuerpos.
Para el infectólogo Antonio González Mata, es necesario tomar conciencia que el exceso conlleva a desarrollar un cuadro de hipervitaminosis. «Ingerir a diestra y siniestra solo generaría problemas cardíacos y hasta afecciones oculares o en la piel», lamenta de ese drama que se evita cuando se ajusta simplemente al refuerzo y así garantizar la franca mejoría del paciente.
Una acotación para aquellos desesperados que vean las bondades curativas en las vitaminas, cuando se trata de un complemento para una mejor respuesta del organismo. Sin necesidad de caer en las exageraciones de esas bondades de la vitamina C para limpiar toxinas o reactivar el oxígeno, mientras la vitamina D se considera por su condición antimicrobiano.
«Se debe tener mucho cuidado por esos supuestos de que los suplementos mejoren la reacción inmunológica», resalta Edgar Capriles, especialista en salud pública, de la espera de la demostración científica. También reitera lo delicado de esa automedicación, que -aún siendo natural- alerta sobre lo indefinido de la dosificación. Habla del contenido indispensable, medidas y concentraciones que puedan terminar de contraindicaciones.
Reconoce de estar a poco trecho, hasta llegar a aferrarse a las bondades curativas desde lo natural, cuando la verdadera valía se tiene desde el soporte científico y que aplica en el plano de la administración de las vitaminas, cuando se respeta la supervisión médica según la clínica del paciente.
La espera puede ser nociva, al darle anchas a un virus que puede adherirse tan sutil como la gripe y ser tan despiadado de inflamar órganos vitales como los pulmones.
Base desde lo nutricional
Más allá de caer en el consumismo de suplementos alimenticios, la base sólida del organismo empieza por ese respaldo de un sistema inmunólogico respaldado por la dieta balanceada. Un tema que no aplica para la mayoría de la población, por las limitaciones con la malnutrición debido al bajo poder adquisitivo de un sueldo mínimo que solo alcanza para comprar dos víveres. Una realidad que empezó a ser progresiva desde 2.008.
De allí, que Ruy Medina, ex director regional de Salud, reitera la importancia de una adecuada alimentación para tener esa base de defensas provenientes de las proteínas y de frutas tan comunes, que aportan un alto contenido vitamínico a manera de prevención, cuando se incluyen en el hábito de la adecuada alimentación. Cita como ejemplo la alta concentración de vitamina C en limones, naranjas, mandarinas y otros que pueden ser incluidos en jugos y meriendas.
Refiere que de 15% a 20% debe estar incluido en proteínas. Una condición que no necesariamente debe limitarse a un banquete de pollo o carne. Se entienden lo costoso de un kilogramo de cárnicos, pero se tienen los derivados con hueso rojo, asadura y hasta hígado de pollo. Solo es cuestión de reinventarse en la sazón y convertir en una deliciosa ración.
Los nutrientes puros se consiguen en frutas que hasta pueden estar en época de cosecha, tal como el mango. «Solo es cuestión de crear conciencia y buenos hábitos», recalca el especialista, al precisar la fortaleza desde la sana nutrición. No se trata de comer, solo para calmar el hambre. Una dieta forzada a más carbohidratos, que olvida vegetales.