Daimar Díaz | LA PRENSA DE LARA.- Un verdadero abandono es lo que se aprecia al pasar por las paradas de transporte público de la ciudad, espacios que con el tiempo han ido presentando grave deterioro al punto de convertirse en estructuras prácticamente inservibles mientras que a las de Transbarca sí les hacen mantenimiento.
Abuelitos, niños y hasta mujeres embarazadas han tenido que esperar transporte público durante largas horas en espacios incómodos y hasta peligrosos, pues estas paradas podrían desplomarse en cualquier momento.
La parada de la avenida Venezuela con calle 30 presenta un grave estado de deterioro, además no cuenta con el asiento por lo que las personas deben permanecer de pie largas horas.
Sin tener en dónde resguardarse del sol o la lluvia, los pasajeros de la avenida Vargas con avenida Venezuela prefieren pararse en una esquina, que esperar el ruta debajo de una estructura oxidada y que se tambalea con el viento.
«Da miedo quedarse debajo de esas paradas que están tan viejas y que con la mínima brisa se mueven y parecieran que nos fueran a caer encima», aseveró Katherine Barrada, una vecina de Bararida.
La queja de los larenses ante el mal estado de las paradas fue múltiple, pues expresaron que el gobierno se ha olvidado de su restauración para brindarles comodidad a los pasajeros, ya que ni como refugio para la lluvia sirven porque el agua se filtra por los techos.
«Estas paradas son como un feo adorno en la ciudad porque no tienen ninguna utilidad por lo dañadas que están. Cuando llueve y se trata de refugiarse en ellas, para no mojarnos, salimos igual de emparamados porque los techos tienen goteras», añadió Emigia Vázquez.
Les meten mano& ;
Desde el año pasado el gobierno se ha dedicado sólo a mantener en pie las paradas de Transbarca, haciendo retoques de pintura, soldaduras y hasta cambio de techos, lo que genera molestia entre los ciudadanos que piden que también sean tomadas en cuenta las paradas de transporte urbano.
«No siempre se tienen el tiempo para poder esperar por un Transbarca y nos toca irnos a las paradas de los rutas donde no tenemos refugio del sol», dijo Hilda Aguilar.