Leidi Reyes | LA PRENSA DE LARA.- Juan Mendoza está en silla de ruedas, a su lado está un pequeño parabán y una mesa donde exhibe chancletas. A diario recorre dos kilómetros con ayuda de sus manos para mover las ruedas porque debe trasladarse hasta el centro de la ciudad y lograr vender alguna mercancía con la que llevará dinero a su casa.
Mendoza tiene 50 años y padece de Charcot Marie Tooth, una afección genética hereditaria que afecta los nervios de los pies, las piernas, las manos y los brazos. Sin embargo, debe dejar a un lado sus dolencias para trabajar y ayudar a su familia.
«Todos los días salgo de la casa a las 8:30 a.m. y regreso a las 4:00 p.m. Hay días buenos y días malos, cuando aumenta el dólar se paralizan las ventas hasta que la gente se acostumbra nuevamente al precio. Por mi condición, hay momentos en los que me duele el cuerpo, pero no me rindo sigo en la lucha porque mi familia me necesita«, explica.
Puede ampliar esta información en nuestra edición impresa de este miércoles 6 de septiembre.