Osman Rojas | LA PRENSA.- Los días pasan y el martirio se intensifica. Ocho semanas tiene el señor Maximiliano Gómez esperando recibir una llamada en la que se le notifique que su hija, una pequeña de siete meses, será operada; sin embargo, las semanas avanzan y la llamada no termina de llegar.
“Dicen que hay una bacteria en los pabellones”, comenta con la mirada perdida el señor. “Aquí no se hacen intervenciones electivas porque los niños se pueden contaminar. Yo tengo seis meses aquí porque mi niña tiene hidrocefalia, pero eso a ellos parece no importarle”, dice.
El hombre detalla que, en más de una ocasión, él, junto a un grupo de padres, han amenazado a las autoridades con denunciar lo que allí pasa, pero se quedan quietos porque los amenazan con sacar a los niños de la institución. “Aguantamos las cosas por miedo, pero ya no podemos seguir callando. La gobernadora debe saber qué es lo que pasa aquí”, dijo.
Una fuente ligada a la institución confirmó a La Prensa la paralización de intervenciones electivas. El informante dijo que no operan allí desde mediados de enero.