Anaís Mendoza | LA PRENSA.- “A veces en los barrios no se vive; se sobrevive”, comentó una señora que vive en el barrio La Lucha mientras veía el cuerpo de un joven asesinado frente a su casa. Ese sector es parte de la parroquia Juan de Villegas, es decir, la jurisdicción más grande de Latinoamérica y que alberga a más de 600 comunidades, en su mayoría barrios.
Y es que en gran parte del oeste de Barquisimeto lo que sobra, además de habitantes, es sangre, robos y plomo. Según estadísticas que maneja La Prensa y las que lleva Polilara, en este punto cardinal de Iribarren se registran más de veinte muertes por mes. La venganza es un término muy común con el que las autoridades policiales descifran el móvil de la mayoría de los homicidios que ocurren en esta zona.
En enero y febrero de este año se han registrado más de 37 asesinatos y según una fuente policial, el tráfico de drogas es una de las principales causas de los homicidios. Según las autoridades las zonas más peligrosas son aquellas en donde hay comunidades conformadas por invasiones tales como Valle Verde, Villa Renacer, Villa de Jesús ubicadas en los límites de la avenida Florencio Jiménez, solo por mencionar algunas.
De latas de zinc están hechas algunas de las viviendas de estos sectores en donde la tierra da forma las calles. Precisamente en Villa de Jesús asesinaron de varios disparos a Rafael Alberto Peña Torrealba (26), alias “Fucho”, el hombre tenía una deuda pendiente de una droga que le debía a César Antonio Guaricuco Cuicas, alias “El Cesita” líder de una peligrosa banda dedica al robo, venta distribución de droga sicariato y extorsión en diferentes zonas del oeste.
A pesar de que “Cesita”, fue abatido en febrero por el Cicpc, siguen otros hampones al mando del grupo criminal. Recientemente el 12 de febrero fueron acribillados en la calle 4 de Colinas de la Nueva Lucha, varios hampones a bordo de una moto acribillaron a Wilson Hernández Espinosa Mendoza (18), Oswaldo de Jesús Vera Atencio (21); y Luis Enrique Suárez. Versiones policiales apuntan que la muerte de los chamos se debe a una deuda por droga que sostenía con hampones de ese sector.
Pero el oeste de Iribarren no solo es referencia en la lista negra por la sangre, sino también por el robo de vivienda y de vehículos. El barrio Coreano es un zona roja, debido a que ahí los delincuentes dejan los carros desvalijados cuando los dueño no pagan los “rescates”.