Anderson Piña | LA PRENSA.- “Queremos agua, no somos camellos”, fueron las primeras frases exclamadas por las decenas de personas provenientes del norte de la ciudad que se trasladaron hasta el llenadero San Juan, ubicado al final de la calle 38.
“Tenemos meses sin recibir agua porque la alcaldía no les paga a los cisterneros, aparte los niños sufren de diarrea, salpullidos e infecciones debido al mal estado del agua”, enfatiza la señora Evangelina Guédez, habitante de Carorita Abajo.
William Figuera, cisternero, explica que ellos quieren trabajar, pero que no lo hacen porque simplemente no hay agua en el llenadero. “La razón es que Hidrolara no quiere abrir la llave porque está sectorizando el agua”, dijo.
La comunidad del barrio Los Sin Techos, también está afectada. Así lo manifiesta Liliana Aguilera, quien explicó de forma alterada “en reiteradas oportunidades le hemos dicho a Hidrolara que nos termine el tubo matriz para que nos llegue agua por tubería porque el recurso no lo bajará el Gobierno nacional, pero ellos dicen que no lo harán”, dijo.
Los vecinos de la parroquia El Cují-Tamaca padecen por el preciado líquido. “El agua aparece en los operativos políticos, luego de eso nada”, afirmó Aguilera.
Los afectados solicitaron hablar con el gobernador Henri Falcón, el alcalde Alfredo Ramos, el presidente de Hidrolara, Pedro Sánchez y los camioneros para solventar la triste situación.