Jennifer Orozco | LA PRENSA de Lara.- «El Gallo«, hombre de 60 años, duerme en las aceras de la avenida Libertador, pues dice no tener casa. Aunque anda hurgando en las bolsas de basura para recolectar plástico, cartón y vidrio, como medio para su supervivencia, él no tiene tapaboca ni guantes desconociendo que hay una pandemia de coronavirus que lo puede enfermar y que hasta puede morir. Como este sexagenario, otros hombres y mujeres en situación de calle en Barquisimeto se ven indefensos ante el Covid-19, sin protección y sin información.
Al preguntarles si sabían cómo se contagiaba el virus, respondieron que no. Desconocían que debían usar tapabocas y que no debían compartir comida o bebidas por protección. «Aquí compartimos todo desde el aguardiente hasta la cama (cartones) porque somos hermanos de la calle», respondió uno de los señores.
En el centro de la ciudad, se ve cómo estas personas duermen en las aceras, recogen material para vender y piden dinero, todos sin medidas de protección. Uno solo de ellos cargaba un tapabocas y dijo que se lo habían dado en la «Ciudad de los muchachos», donde va a comer casi a diario y que se lo ponía porque le dijeron que se lo podían llevar «preso» si no lo cargaba. Él tenía 3 días con el tapaboca que además estaba sucio, se llevaba las manos a la cara y estaba lavando unas botellas con agua que encontró dentro de un frasco en la calle.
Contrario a lo que indican los médicos y la Organización Mundial de la Salud, estas personas no cumplen con los protocolos de salubridad dictados, algunos casos por desconocimiento y otros porque sufren enfermedades mentales que los sacan de su realidad y no comprenden la situación actual.
En otros países, como Estados Unidos, las personas en situación de calle han sido atendidas, llevándolas a refugios, donde tienen una zona demarcada para dormir, respetando los metros del distanciamiento social, reciben alimento e información sobre la pandemia, que los hace entender que deben cuidarse.
En países de Latinoamérica los indigentes han sido atendidos con charlas, tapabocas y guantes, y con revisión continua en algunos albergues para evitar contagios.