Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- La falta de cultura del donante voluntario sigue mermando este acto de dar vida, cuando en el principal Banco de Sangre JJ Boada del Hospital Central Antonio María Pineda desciende de ocho que atendieron en el mes de septiembre a sólo uno hasta el 27 de octubre. Una situación que es limitante en una emergencia, cuando sólo se tiene el apoyo de unos familiares cercanos al paciente, con el riesgo de no ser aptos para poder donar.
Los casos más comunes pueden necesitar hasta cuatro donantes por paciente, dependiendo la complejidad del caso y no se tiene esa reserva por donación voluntaria. Así lo lamenta José Suárez, coordinador de este banco de sangre, al confirmar la caída entre septiembre y octubre por la falta de sensibilidad. «El apuro llega con la emergencia y a riesgo de descartar al posible donante«, y la causa más frecuente es que tenga los hematocritos bajos, lo que se revela en la hematología y suele ocasionarse por la malnutrición, así como carencias de hierro. Además que hay personas que ignoran impedimentos tan sencillos, como haber sufrido fiebre recientemente.
Ramón Canelón es uno de los donantes fijo con su familia. Recién acababa de donar para su nuera y confirma que les costó conseguir este tipo de colaboración. «Tiene que haber un parentesco muy cercano porque nadie se anima e ignoran que pueden salvar alguna vida«, señala mientras se disponía a desayunar y precisó que falta tanta información, que ha escuchado de personas negadas a ser donantes voluntarios «porque es un negocio y posiblemente vendan el concentrado globular».
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