José Miguel Najul | LA PRENSA.- “El Gobierno no ha cumplido con lo que prometió”. “En lugar de mejorar han arreciado en sus medidas y en la persecución a la disidencia política”. Estos son los argumentos más frecuentes en el seno de la dirigencia de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y opositores de Lara, quienes rechazan la idea de ir a un encuentro en las mesas de diálogo con el Gobierno y los mediadores internacionales.
José Romero, dirigente regional de Bandera Roja (BR), organización opositora separada de la MUD, considera que sentarse con los representantes oficialistas es “darle más oxígeno al Gobierno”.
“Cada vez que el chavismo se ha visto al borde de la presión social utiliza el diálogo como mecanismo para desinflar a la gente. Habrá políticos de oposición que pretenden apoyarlos, pero sólo porque tienen miedo de que una avalancha social se los lleve por delante a ellos mismos”, expresó el dirigente de BR.
Por su parte, Daniel Orellana, coordinador regional de Voluntad Popular (VP) sostiene: “Desde el partido consideramos que era un error sentarse en la mesa de diálogo el año pasado porque no se cumplían una serie de condiciones fundamentales. Ahora, que luego de los primeros encuentros el Gobierno no ha cedido en lo más mínimo, ratificamos esta postura aún más”.
Al ser consultado sobre la posibilidad de que algunos factores de la oposición, como Avanzada Progresista (AP) deseen sentarse con el chavismo, Orellana indica que es una decisión de cada organización política, y que espera que “se alcancen verdaderos resultados, como la liberación de nuestros presos políticos como Araselis Alfaro y María José Rodríguez en Lara, o Gilbert Caro, que recientemente fue apresado en Carabobo por ser parte de nuestro partido”.
Klint Mello, dirigente de oposición en la parroquia Juan de Villegas, asegura que hay una voluntad enorme de cambio en Venezuela, pero que el diálogo no ha demostrado ser el mecanismo fundamental para canalizar los deseos de las personas que están padeciendo una dura realidad.
“Nadie niega que mediadores como los representantes del Vaticano vengan preñados de buenas intenciones. El problema es que el Gobierno nacional no tiene reparos en manipular a quien sea para mantenerse en el poder. Insistir en el diálogo es permitir que los abusos contra el pueblo arrecien”, opinó.