Isabella Delgado | LA PRENSA.- Han pasado más de tres décadas desde el último foco de rabia urbana registrado en Lara; sin embargo, las comunidades no deben bajar la guardia. Ante cualquier sospecha de contagio, tanto en animales como en humanos, deben notificar a la Dirección de Salud Ambiental y Control Sanitario, exhorta Isis Fernández, titular del ente.
La doctora explica que este año han recibido notificaciones de animales sospechosos de tener rabia. El último fue el mes pasado en la comunidad 12 de Octubre. Se practicó la investigación epidemiológica, pero se determinó que el perro no tenía la enfermedad. Los contagiados no comen ni beben nada, y el perro sí se había alimentado en los últimos días.
“La gente a veces confunde la rabia con enfermedades como moquillo, pero siempre deben notificarnos en caso de sospecha. Los animales con síntomas son sospechosos de tener rabia hasta que se demuestre lo contrario”, destacó.
El moquillo es una enfermedad vírica que afecta el sistema nervioso, digestivo y respiratorio de los perros que no están vacunados. Puede confundirse visualmente con rabia, pues también produce espuma en la boca.
El último foco de rabia silvestre (transmisión de murciélago a animal de sangre caliente) se registró el 2 de febrero de 2015 en El Caimito, parroquia Aguedo Felipe Alvarado.