Rojas / López | LA PRENSA DE LARA.- «¡Víctor tiene un hogar más allá del sol!», fue una de las alabanzas entre los acordes de la guitarra en honor al grande de la radiodifusión, quien supo ganarse el respeto de sus colegas, admiración de personalidades y la confianza con afectos de esas comunidades que tanto defendió a través de las denuncias. Tras el blanco de las calas descansaba Víctor Torrealba Leal, al culminar de esta forma sus 50 años de carrera con el legado del ahínco con sus denuncias, sin descuidar su carisma.
La entrada superaba la decena de coronas. Era un cambio drástico de locación porque no se trataba de la adrenalina de tenerlo en pleno estudio de televisión o cabina de radio, sino del dolor en esa sala de la funeraria Metropolitana, entre lágrimas de tristeza que sólo lograban calmarse en el recordatorio de la paciencia, humildad y buen humor que marcaron la identidad del conductor del programa «El Madrugonazo», quien despertaba a la colectividad con noticias actualizadas y llamados de atención a las autoridades.
«Caracterizado por una intachable trayectoria. Hasta el último momento estuvo laborando, porque aún de reposo, hacía enlace para un paciente que necesitaba ayuda», recordaba su esposa Morela Moya Hernández, de ese hombre creyente en Dios y colaborador en todo momento. Admiraba su fortaleza para comenzar sus días con su programa matutino.
Al fondo, estaban varias vecinas de comunidades del norte, quienes recordaban ese cariño y le rendían tributo al escoltarlo como guardia de honor. Mientras Frank Gutiérrez ejecutaba la guitarra y cantaba junto a Félix Gordillo, en ese recordatorio de la cosecha con la canción «un millón de amigos».
Acompañado
Para el sábado, día del sepelio, el féretro del «Cholito Mayor» fue llevado a la Catedral Metropolitana, donde se le ofreció una misa de despedida oficiada por el párroco de la iglesia, Badoglio Durán, acompañada por un concierto sacro ejecutado por el Sistema de Orquestas y Coros Juveniles.
La iglesia Catedral colmada de familiares, amigos de la radio, oyentes y televidentes, quienes aseguraron que Víctor con su jocosidad y ocurrencia para leer las noticias ayudó a que estas denuncias se hicieran visibles. «Él fue la voz de los que no tenemos voz, ayudó en las comunidades», dijo entre lágrimas la televidente Carmen Gil.
Tras terminar el concierto por parte del Sistema, aproximadamente a la 1:00 pm el féretro fue llevado a la que fue su casa y lugar de trabajo por años, Promar TV, donde fue recibido por sus compañeros de labor y por los «árboles», que habían crecido bajo sus enseñanzas.
A las 2:00 pm, en una caravana detrás del coche fúnebre se dirigieron hacia el cementerio Metropolitano en el municipio Palavecino, donde entre cánticos y anécdotas sobre sus ocurrencias la familia y amigos más cercanos le dieron el último adiós y la cristiana sepultura.
