Ana León | La Prensa.- “Esta es la segunda vez que nos roban el medidor”, comentaba molesta Dinaci Cuicas, una señora que reside en la calle 6 de San Francisco, barrio que se ubica al oeste de Barquisimeto.
Dinaci fue al baño en la madrugada y de repente dejó de llegarle agua. Su primer instinto fue decir “bueno ya es viernes y se nos fue el agua”. Sin embargo, eran las dos de la mañana del jueves y lo que se encontró horas después fue un bote de agua frente a su casa. No fue hasta pasado el mediodía que pudieron arreglarlo.
El agua brotaba de al menos cuatro lugares: una carnicería, una panadería y dos casas, pues los medidores habían sido robados. En más de nueve cuadras se veía el agua corriendo.
Ante la falta de atención de Hidrolara, la solución para los habitantes fue arreglarlo ellos mismos porque “no podemos esperar que Hidrolara lo arregle. Se han robado muchos medidores y no solucionan”, se quejó Juan Valera, quien es maestro de obra y vio cómo más de uno de los vecinos afectados salía de sus casas con una llave a arreglar los botes causado por los choros.
La única manera en que los afectados pudieron parar de que se botara el agua fue colocando un niple, mejor conocido como “ladrón” que se encarga de hacer que el agua pase directamente hasta las casas o negocios sin estarse botando por falta del medidores, aunque esto no es una solución definitiva sino una momentánea.
Los habitantes de San Francisco ya están acostumbrados a los robos en el sector que no les parece increíble que se lleven un medidor.
El único beneficiado en este asunto fue un chamo que trabaja de manera informal y pasaba por el sector cuando vio a unos habitantes buscando cómo arreglar los botes.
Luis Torres, arregló más de cinco medidores a punta de conectar niples. Los trabajos los sentía “caídos del cielo” porque no tenía dinero como para llevar comida a su casa y con eso por lo menos pudo hacer algo para el día.